En esa infumable película que es Gladiator (estamos es la primera línea, y ya asumo que muchos se van a bajar de la lectura aquí), su director Ridley Scott volvió a acordarse de aquella Extremadura donde había rodado años antes. Sí, primero fue con aquella película sobre Colón y su conquista de América que nos revolucionó la ciudad unos días en el 91 (creo recordar). Debió gustarle esto y retornó para la mencionada película. A Cáceres y Trujillo, para ser más exactos. Tenía el personaje principal del film la nacionalidad española y vecindad extremeña, concediéndole al improbable centurión-general una vida en las afueras de Trujillo. Incluso, en un momento de tribulación del hispano, vemos algunas escenas, entre oníricas y directamente ridículas, de campos verdes y pastos floreados en la paz de los alrededores trujillanos. Sin embargo, el doblaje español convirtió el Trujillo de la versión original en Mérida. Misterios insondables de la producción cinematográfica.

Lo hicieron quizás movidos por la lógica de que aquella emérita romana fue centro neurálgico de la vida en la España romana, metrópolis de referencia en aquella civilización y que llegaron a pisar figuras históricas como Julio César y 'los' Lucio Cornelio Balbo . Los que dan nombre a nuestro querido Foro. César fue gobernador de lo que ahora sería el sur de España y Portugal, e implantó una amplia suerte de medidas, entre ellas, alguna de carácter económico que agradecieron mucho los lugareños. Ya saben que al césar lo que es del césar, y a Julio nadie le ganaba en populismo. Sabía hacer campaña de sí mismo, para qué negarlo. Incluso se enfrentó a Roma por alguna medida fiscal que no quiso ejecutar en este lado del Imperio... me suena esto, por cierto.

¿TENDREMOS de nuevo en Mérida un César redivivo? ¿Habrá medido nuestro imperator Monago su pulso frente al implacable romano Montoro , el amo de la caja, por quítame allá esa paga extraordinaria? ¿Estará calculando hasta donde llega su cruce del Rubicón? ¿No son demasiadas preguntas seguidas?

Desarmada la burda comparación y la broma con sabor a ruina romana, lo cierto es que la decisión del adelanto de la llamada paga extraordinaria tiene consecuencias nada ordinarias en una región como la nuestra. Demagógica o no, populista o no, es un acierto. No puede ni creo que haya sido una decisión sobrevenida, con la sola voluntad de animar al personal en tan señaladas fechas, sino fruto de una meditación. Y entiendo que se ha hecho ante un panorama general en Extremadura que se describe por que el peso del sector público en nuestra economía es indudable, con tercio de la población directamente dependiente de aquél, y un 85% del tejido productivo formado por autónomos y pymes. Factores que aconsejaban adoptar esta medida. Irrebatibles por cierto. Además, la llamemos extraordinaria o no, forma parte del sueldo anual de un trabajador público, con lo cual se confiscaba de nuevo parte de él, sin llamarlo recorte tan directamente. Dirán que en el sector privado muchos ya han realizado ese camino, y es cierto, pero nadie negará que precisamente el destino de la paga este año no iba sólo regalos y que se beneficiaba a esos autónomos y pymes en una época tan significativa en actividad como es la Navidad. Todos ganan.

Bueno, quizás no todos. No creo que en Génova y aledaños gustará la medida, bajo el argumento implacable de un posible incumplimiento del objetivo de déficit. ¿Implacable digo? Tampoco tanto, la verdad: el peso sobre el total de los recortes para el ajuste del déficit de la recuperación de la medida no llega ni al 3% en la media nacional. Así que si Extremadura finalmente incumple su porcentaje no será por esto. Además, esto del juego del déficit tiene mucha tela para cortar (y contar).

Y no, no se trata de alabar la tradicional picaresca española, ni de alentar atajos usados por los políticos de este país. Pero si hay autonomías es para que ejerzan sus potestades, desde Barcelona hasta la misma Mérida. Poco me preocupa si lo de la paga se ha hecho con las encuestas o el medidor de aplausos y votos en la mano. Es, y más en una situación como la actual, una decisión equitativa y estratégica. Al césar lo que es del césar. Ahora y más de 2.000 años atrás.