WEwl Gobierno chino ha anunciado que pondrá impuestos a sus exportaciones textiles. Suena extraño que un país castigue sus propios productos con un gravamen que los encarece antes de salir al mercado internacional, pero eso indica que las protestas de los últimos meses contra esas exportaciones chinas estaban justificadas. Dan resultado las presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, que tienen pruebas incontestables de que detrás del bajo precio de decenas de prendas de ropa que se fabrican allí hay anomalías laborales, financieras y legales que van más allá de los salarios bajos o de la facilidad para usar productos contaminantes. La misma política china de crédito estatal a las empresas y la manipulación oficial de su tipo de cambio rompen las reglas de la libre competencia.

El anuncio del gravamen llega cuando van a iniciarse negociaciones entre la UE y China. Europa encara el tema con firmeza, ya que esa competencia desleal destruye a sus empresas textiles. En la región, el textil chino ha depreciado un 40% la lana extremeña. Pero la UE debe aclarar qué firmas europeas son beneficiarias de las solicitudes de importaciones de tejidos chinos, porque ellas también distorsionan el mercado interior europeo.