Tengo una queja que creo que comparten la mayoría de los trujillanos. Se acerca el Chíviri, la fiesta popular por excelencia de la Semana Santa Trujillana. Fiesta declarada de Interés Turístico Regional que durante mucho tiempo ha contribuido a la consolidación del orgullo de sentirse trujillano. Pero en los últimos años la fiesta va perdiendo su significado entre otras cosas porque son muchos los que se acercan a la plaza Mayor con el único fin de beber sin más y cada vez son menos las personas que se visten con el traje regional y llenan de brillante colorido tan excepcional entorno. Pero lo peor es que la administración local, mi ayuntamiento, no hace nada por evitar el deterioro. El año pasado concretamente la plaza a las nueve de la noche estaba como un estercolero y no exagero. Bolsas, botellas de cristal en el suelo, plásticos, orines por las calles de incivilizados que no acudían a los escasos baños públicos instalados, (quizás sería por eso?), pocos contenedores de basura y siempre llenos ya que no eran suficientes, ni su cantidad, ni las veces que se vaciaron para volver a cumplir con su misión, etcétera. De ello hay pruebas fotográficas que pueden consultar en la página que se ha creado en Facebook Trujillanos por un Chíviri limpio . Envié a la alcaldesa dos cartas para mostrar mi queja y pedirle información sobre cómo pensaban actuar en su siguiente edición para evitar o paliar lo sucedido. Ambas cartas con acuse de recibo. A día de hoy, nadie me ha contestado, ni tan siquiera con esa carta estándar de "sentimos las molestias, estamos trabajando para que no se vuelva a repetir"- Como colofón este Chíviri 2011 hay orden de que no se limpiará hasta las 23:00 horas del domingo. No me quiero ni imaginar las consecuencias.

No, no queremos acostumbrarnos, ni queremos sentarnos a esperar para ver qué sucede, queremos pararlo ya!, que mi fiesta, nuestra fiesta, siga siendo la misma, esa fiesta de la que me siento orgullosa cuando hablo con la gente y esa fiesta que no quiero que comience a ser otro macrobotellón entre basuras.

Gema Martín Fernández **

Trujillo