Tras la renuncia del candidato favorito a la sucesión de Mariano Rajoy, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el futuro presidente o presidenta del Partido Popular saldrá de una guerra sin cuartel, un auténtico choque de trenes protagonizado por las mujeres que han tenido más poder junto al dirigente saliente. La exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la aún secretaria general, María Dolores de Cospedal, podrán mantener en público el enfrentamiento soterrado que han librado durante una década, siempre negado aunque era un secreto a voces, desde que en el congreso de Valencia en el 2008 Mariano Rajoy designó a Cospedal secretaria general y a Sáenz de Santamaría portavoz parlamentaria y después, ya en el poder, única vicepresidenta del Gobierno.

Las dos presentaron el martes su candidatura, en lugares significativos. Cospedal en su feudo de Castilla-La Mancha y Santamaría en la escalinata del Congreso, el lugar donde se inició en política y en el que se ha sentado 14 años. Cospedal, que representa al ala dura del partido, goza del poder orgánico y de experiencia de gobierno en su comunidad y en el Ministerio de Defensa, mientras que su rival nunca ha ocupado cargos importantes en la estructura del PP y por eso incidió en que su proyecto «es abierto y en positivo para la sociedad», que quiere llevar a cabo «escuchando, cooperando e integrando». Tiene a su favor su buena imagen en las encuestas, incluso entre el electorado de Ciudadanos. Aunque ambas llamaron a la unidad y a la cooperación, a Cospedal se le escaparon reproches dirigidos a Santamaría, como el de que no defendió al partido en los casos de corrupción desde la mesa del Consejo de Ministros cuando ella dio la cara en los peores momentos. Santamaría tiene en su debe su gestión de la crisis de Cataluña, donde Cospedal hubiera actuado con más dureza. De algún modo se enfrentan la ideología conservadora y la gestión tecnocrática liberal. El duelo femenino oscurece desde ahora a los otros candidatos, encabezados por Pablo Casado, que tiene a su favor su juventud y en contra la posibilidad de ser investigado por sus estudios universitarios. Los demás aspirantes, el exministro José Manuel García Margallo, el diputado José Ramón García Hernández y el exconcejal José Luis Bayo no tienen opciones. Todo indica, pues, que los militantes, que deciden por primera vez, elegirán presidenta en lugar de presidente.