Parece una broma, ha ironizado Rajoy al referirse a los planes y propósitos del Gobierno de celebrar los cien primeros días del gobierno Zapatero en esta segunda legislatura. Para el Gobierno y para el primer partido de la Oposición y su líder, en vísperas del encuentro que Zapatero y Rajoy mantienen hoy en la Moncloa, esos cien días han sido ocasión para arrojárselos a la cabeza del adversario. Frente a las ironías de Rajoy, tampoco han faltado las de José Blanco , que ha descrito a Rajoy absorto con sus propios problemas internos, tras su segunda derrota consecutiva en unas elecciones generales.

Lo cierto es que la celebración de esos cien primeros días es seguro que ha quedado deslucida por las interminables informaciones relativas a la crisis económica por la que atravesamos, y en particular, por la entrada en números rojos del Estado en los seis primeros meses del año, también por efecto de la crisis, con más gastos que ingresos.

¿Hay razones para celebrar los cien días de este Gobierno de Zapatero? Si se hiciera esa pregunta a los españoles, es probable que también salieran a la luz los problemas económicos que todo lo estropean. Sobre todo, porque es muy amplia la opinión de quienes entienden que el Gobierno reaccionó tarde y acaso mal a las noticias de esa crisis. Si es que no la ocultó para no tener que afrontarla ya en los tiempos de la campaña electoral, allá por febrero, cuando ya se conocían atisbos e indicios de que las cosas empezaban a empeorar. De manera que a buena parte de la población es seguro que las decisiones gubernamentales saben a poco suenan tardías, por más que el Gobierno insista en que se saldrá de esta situación incómoda y volveremos a crecimientos de la riqueza nacional satisfactorios, como los de los años anteriores. No este año, en el que el déficit del Estado, probablemente de unas décimas, se da por descontado. Ni tampoco durante el año que viene, en el que se mantendrá la actual situación de dificultades y complicaciones económicas para el Estado como para muchas empresas privadas, que con toda probabilidad, elevarán de manera preocupante la tasa de los parados.

Por todo ello, los deseos de celebración de estos cien primeros días de Zapatero presidente tienen mucho de voluntarismo y de acto de partido frente a los adversarios del PP, que también quieren aprovechar a fondo estas complicaciones económicas para culpar a Zapatero, Solbes y sus restantes ministros, de la crisis y sus efectos, como si no se estuvieran produciendo situaciones similares en los restantes países de nuestro entorno. Pero eso importa poco: Lo que importa es el brusco cambio de situación que aquí padecemos, y sobre el que nadie alertó, porque lo ignoraba o porque prefirió ocultarlo.

*Periodista