Esperemos que no sean razones onerosas las que lleven a los Misioneros de la Preciosa Sangre a decidir el cierre del colegio San Francisco Javier, pues no iría en connivencia con la espiritualidad de su fundador, San Gaspar del Búfalo, su ser misionero, y su preocupación por los más desfavorecidos que son los valores que inspiran la labor del centro.

Pero mucho me temo que sí, que van a ser esas razones. Basta ver la noticia publicada este pasado verano sobre las obras a acometer por esta misma congregación en su sede de Cáceres, la Casa del Sol, donde las pretensiones, según proyecto presentado, son rehabilitar el inmueble para convertirlo en un albergue, un restaurante de gestión externa, un centro de interpretación y una sala de reuniones bajo una inversión de 1,5 millones de euros.

¿Ha dejado de ser rentable la educación a más de 400 alumnos en el colegio San Francisco Javier para dar prioridad a un proyecto turístico?