En estos momentos, en el Partido Popular nos dedicamos a decirles a los extremeños que hay una alternativa mejor que la que nos gobierna, que hay un líder más eficaz que el que lleva 24 años gobernando, con las cartas marcadas, nuestra región. Y este esfuerzo vale la pena porque creo, sinceramente, que las preocupaciones de los extremeños están, en buena medida, lejos de los escenarios que se pretenden establecer desde el hegemónico poder político regional. 24 años son muchos años para que sigamos como estábamos en relación con otras regiones españolas.

La gente tiene preocupaciones normales. ¿Qué es lo que más le preocupa a un ciudadano extremeño? Pues sus hijos, su familia, que les vaya bien, que tengan salud, que reciban una educación adecuada, que sean unos niños normales, sanos y felices. Después a la gente le preocupa tener un empleo razonable, un nivel de vida digno, que si va al médico le atiendan y no le hagan esperar demasiado- esas son las preocupaciones normales de la gente y los extremeños tampoco le piden demasiado a la Junta de Extremadura. Le piden que no moleste en exceso, que no intervenga tanto en la vida social extremeña, que sea eficaz gestora en los servicios públicos, en la sanidad, educación, el sistema de pensiones, que los servicios sociales funcionen. En fin, que las preocupaciones más importantes de la gente son las de los seres humanos y en eso no creo que nos diferenciemos mucho nosotros de un catalán o de un europeo. A la gente le preocupa su familia, su vida, sus amigos, ser feliz en suma. ¿En qué puede colaborar la Junta de Extremadura? La Junta ha tenido 24 años para intentar hacer las cosas que le afectan a la gente de la manera más honrada posible y, ahora, es buena ocasión para hacer balance. La principal preocupación de la gente yo no creo que sea la política, aunque es importante para nuestro desarrollo como región y cada cierto tiempo podemos ejercer nuestro derecho a influir en ella. Pero no debería ocuparlo todo.

Una profesora de Secundaria ejerce en EL PERIODICO EXTREMADURA su legítima opción política y expresa sus opiniones sobre mi actividad pública. Me parece bien aunque discrepe de su alocada defensa del presidente de la Junta, puesto que la fundamenta en la opinión de que los populares estamos en campaña electoral y, para demostrarlo, hilvana cuatro argumentos recogidos de mis pronunciamientos públicos: que Rodríguez Ibarra juega con las cartas marcadas; que me desespero ante la duda de la candidatura de éste; que lo comparo con Castro y que repito hasta la saciedad eslóganes de los contrarios a la refinería. Pues bien: acierta en tres y yerra en uno.

XLAS REFERENCIASx a Fidel Castro, invitado de honor y referente de nuestro presidente, tienen que ver con el formato populista que se da al Día de Extremadura, el despotismo de los discursos institucionales y la pompa y boato con que se envuelven las ocurrencias y desatinos de un presidente que prescinde ese día del pueblo, al que dice representar. Actos de autoafirmación que, ustedes entenderán, son más propios de sistemas totalitarios que de democracias formales.

Se confunde mi interpelante cuando dice que me desespero ante la duda sobre la continuidad o no de Ibarra. Sencillamente, me da igual. Es más, mi presidente, Carlos Floriano , ha manifestado en más de una ocasión que prefiere medirse con el responsable directo de cinco lustros de desidia, inoperancia e incompetencia. La desesperación y la inquietud están en otro partido, el de los cincuenta ibarras , ante la tesitura de tener que abandonar prebendas, cargos y regalías. Cincuenta ibarras, puede, pero ni un solo recambio.

Por último, un modesto y pequeño consejo: Los hombres y mujeres del PP de Extremadura nos hemos curtido en el trabajo, el sacrificio y las privaciones, y hemos combatido contra este gobierno en defensa de los intereses generales. Buena parte no ha conocido más régimen que el de Rodríguez Ibarra. Cuando quiera saber quiénes son los señoritos, los que cazan en los mejores cotos, bien pertrechados con lo última moda cinegética, con todo-terrenos de lujo, los que frecuentan restaurantes vedados para la mayor parte de los extremeños, no dude en preguntarlo. La respuesta no está en el viento, está en cualquiera de los cincuenta ibarras.

*Secretario general del PP