Escritor

Ya sabíamos que en el Afganistán liberado por Occidente de la tiranía talibán se practican aún las lapidaciones coránicas, aunque con piedras más pequeñas, lo que alarga la agonía de sus víctimas. Ahora el Irán desgarrado entre el fundamentalismo y el reformismo ha decidido suspender provisionalmente las ejecuciones por lapidación, con los hombres enterrados hasta la cintura y las mujeres hasta el pecho, no sabemos si por pudor o por eficacia mortífera. La interrupción se justifica para mejorar su imagen exterior, cara a una negociación comercial con la UE.

No ignorábamos que la política es el arte del posibilismo, la astucia y las fintas diplomáticas, de las que el cinismo no está excluido. Pero hay cinismos que claman al cielo y que Alá no debería permitir.