WEwl Gobierno recurrió el viernes a la cirugía de urgencia para extirpar el cáncer de la corrupción urbanística del Ayuntamiento de Marbella. Disolver la corporación y confiar a la Diputación de Málaga la formación de una gestora, como establece la ley, era la única salida aceptable para dignificar la vida pública y restaurar la confianza de los marbellís en ella, gravemente dañada por el bochornoso desfile de políticos y empresarios por el juzgado, camino de la cárcel.

Forzar cualquier desenlace de la crisis que no se atuviera escrupulosamente a la ley electoral habría generado todavía más inquietud. Por eso carece de sentido el empecinamiento del PP en sacar ventaja política a la situación con un mitin en Marbella de oportunidad más que discutible y la petición de elecciones, algo que es legalmente imposible. A la vista de las dimensiones que ha adquirido el escándalo en la Costa del Sol, promover un arreglo a la medida de los intereses de los partidos habría dado pie a toda clase de sospechas. En cambio, la situación de excepcionalidad que se abre relajará los ánimos y permitirá a los marbellís ser los auténticos protagonistas sin interferencias de la regeneración de su municipio en las elecciones del 2007.