Estamos ante el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad. Ilusiones renovadas y grandes esperanzas empujan tentar la suerte para conseguir un pellizco de la lluvia de millones. Llama la atención las ventas desorbitadas y los que esperan hasta el último minuto para adquirir el boleto deseado tras una búsqueda casi infinita del número soñado. Escucharemos el sonsonete ensayado en las voces de los niños cantores de los números de la suerte y los suspiros de los aficionados en cada vuelta del bombo durante el sorteo. La televisión nos ofrecerá la alegría de los agraciados celebrando la suerte, mientras, los más romperán los billetes correspondientes a los números que se quedaron en el bombo, murmurando: Fuiste un sueño y en un sueño quedaste... ¡Hasta el año que viene!

Sueños de todas formas, tamaños y colores. Sueños con distintos nombres, distintas ciudades, distintas ilusiones quedarán en el vacío y ya nunca se realizarán. Pero, ¡ánimo!, no caigamos en el pesimismo, pues nuestra vida es rica en sueños positivos que liberan de ese mundo de sombras provocado por el crepitar del fuego amargo de la vida. Un día quizás nos parece volar en un caballo blanco parecido al unicornio, todo suave como aquél Platero , del libro de nuestra infancia... visitando mundos de lugares preciosos, con mares profundos, llenos de riquezas infinitas e inalcanzables, mezcla de corales y estrellas, de sol ardiente y arena fina... pero también de estrellas nocturnas brillando con lazos de plata sobre la inmensidad de los sentimientos, que la luna cubre con su manto en la desnudez del ocaso...