Lo pidan muchos o pocos grupos parlamentarios cuesta entender la negativa del presidente del Gobierno a comparecer en este mes de enero en el Congreso. En este primer mes del año, la Cámara Baja tiene operativa la Diputación Permanente para abordar cuestiones urgentes y en teoría los diputados, o alguno de ellos, van a sus despachos. En cualquier caso, el Congreso funciona bajo mínimos cosa que no ocurre con otros servicios públicos como es la Sanidad, la Educación, el Gobierno y medios de comunicación. Esta circunstancia no acaba de ser entendida por la mayoría de los ciudadanos y aunque en más de una ocasión se ha tratado de revisar el Reglamento de la Cámara, sus señorías nunca han encontrado el momento oportuno para hacerlo.

Ahora se trataba de celebrar un pleno extraordinario en el que el presidente del Gobierno, que ya tiene su página en internet, hablara de la inquietante cifra de paro, su valoración sobre las circunstancias económicas y sus planes de futuro. La propuesta parece llena de sentido común puesto que la crisis económica es el asunto prioritario de España y la misma se está abordando, como es natural, con dinero público. ¿Qué problema de fondo le impide al presidente acudir este mes al Congreso?

En los últimos días el presidente está teniendo una excepcional presencia mediática y eso está muy bien, pero esta presencia no invalida, no hace inútil una comparecencia institucional ante los representantes de la soberanía nacional. Alegan los socialistas que es el presidente que más veces ha comparecido, pero si un error no invalida toda una carrera, aciertos pasados no eximen de cometer errores.

Es seguro que su no comparecencia, al final avalada por todos menos por el PP y Coalición Canaria, tiene sus motivaciones, pero no serán, no son de fondo. Tiene una importante cita en TVE que a efectos de opinión pública es más rentable que un pleno extraordinario y además la petición la ha realizado el PP a quien el Gobierno no quiere dar ni el pan ni la sal.

Cuando comparezca --el 10 de febrero-- se conocerán las nuevas cifras de paro que en enero va al alza, pero como contrapartida estará cerrada la financiación autonómica y se estará en puertas de las campañas vasca y gallega. El presidente ni hace ni dice nada sin haberlo pensado dos veces y si no acude en enero al Parlamento no será porque sea un mal parlamentario, ni porque la situación económica no esté adquiriendo ribetes de drama. No será por nada de esto, pero por algo será y además, aunque cueste creerlo, no le va a suponer coste alguno no explicar la situación. Le apoyan --después de múltiples negociaciones-- ERC y el BNG. Con eso tiene bastante.