Dos citas concitaron ayer enorme interés de público en Extremadura y cada una de ellas lo fue por un motivo distinto. La primera fue el besamanto de la patrona de Cáceres. Más de 40.000 personas se acercaron hasta la concatedral de Santa María para saludar a la Virgen de la Montaña, que hoy regresa a su ermita tras nueve días en la ciudad. Y lo que es incuestionable es el fervor popular hacia la Virgen. Los cacereños soportaron estoicamente unas larguísimas colas para estar junto a su patrona, imagen que se repite año tras año. Y los que más contentos estaban eran los comerciantes y los hosteleros del centro de la capital, que en poco más de dos semanas hacen su agosto gracias a la Montaña, a San Jorge y a san Womad .

La otra cita, casi obligada año tras año, es Trujillo. Su Feria del Queso atrae a miles de personas para degustar una de las grandes excelencias de la alimentación extremeña. La lluvia no impidió que a lo largo de toda la jornada acudieron numerosos amantes de los buenos quesos hasta la cuna de Pizarro, que también aguantaron, como en Cáceres, largas colas para sacar los tickets de degustación. Y es que un buen queso hace perder la cabeza a muchos.