Doctor en Historia

Cáceres se dispone a iniciar la carrera para ser declarada Ciudad Europea de la Cultura, en 2016, compitiendo con la Córdoba árabe y Málaga La bella . Cada una de ellas tienen méritos y categoría suficientes para alzarse con el galardón europeo. Pero ciñéndonos a nuestra candidatura, digamos, sin ambages, que Cáceres tiene ahora la ocasión de oro de convertirse en paradigma mundial de turismo. Y, en esta aventura, el aliento de todos los que aquí vivimos, más el de la diáspora, ha de apoyar este deseo hermoso hacia la gloria de una ciudad que, hasta hace poco, era un reducto de pulso cansino e imagen anodina, ante el ruido y el peso de las demás urbes del país. Apoyo moral, pues, y estímulo ciudadano a ultranza, que ha de movilizarse desde ahora mismo; pero, sobre todo, vigoroso apoyo institucional del ayuntamiento, con la ilusión y esperanzas necesarias para el caso que nos ocupa.

Queremos que Cáceres sea Ciudad Europea de la Cultura , en 2016, después de que, ya en 1986, la Unesco declarase a la Ciudad Monumental Patrimonio de la Humanidad . Es cierto que, entonces, la proclamación se refería a los iconos de su épica de granito intramuros y a sus raíces judías, romanas y árabes, y, en la hora presente, dicha capitalidad compete a su totalidad ciudadana. Entonces se hacían ditirambos a la metáfora alada de sus canterías añejas, y, en la hora presente, estamos hablando de toda la malla que aprieta el conjunto total de las dos mitades, la moderna y la del imperio de la piedra , de Pedro de Lorenzo, cargada de recursos históricos y patrimoniales , valores que ha presentado en Fitur nuestro alcalde, convencido de las posibilidades de Cáceres de salir airosa en el empeño. En el siglo XX, qué gran salto ha realizado!, desde el color sepia de las fotografías del libro de Juan R. Marchena, hasta la hora presente. Arduo ha sido el bregar, desde que transitaban sus calles lugareños vendiendo arena fina del Tajo , o voceando aquello de ¡Picón... quién! , hasta llegar a la capital que es hoy, con su campus universitario, sus congresos diarios, el impacto de su Semana Santa, sus modernas barriadas, comercio pujante, parques, jardines y servicios, el festival multiétnico Womad, fiestas medievales y su calidad de vida... Con la proclamación de esta capitalidad , Cáceres, actual vivero de sorpresas, se hará una ventana más abierta al mundo, sacudiéndose, definitivamente, el aldeanismo de otras épocas y su imagen de ciudad levítica, pues, junto a la coraza guerrera del recinto medieval de esta pequeña Florencia de España , viste ya la túnica del progreso, siendo cada día más visitada por sus innúmeras riquezas artísticas. No obstante, lo que ahora persigue Cáceres, no ha de reducirse a ser una meta final, sino un peldaño más para seguir batallando hacia la consecución de otros proyectos, como tener mejores comunicaciones y poder contar, pronto, con el tren de alta velocidad y una urgentísima autovía que nos libere de la angustiosa travesía de unas carreteras, ya obsoletas... El empuje hacia el futuro, pues, es imparable, y en este reto fascinante de todos, nadie se deberá sentir extraño, pues, según Unamuno, sólo la cultura dará libertad .