A pocos sorprendió la autocrítica que hizo el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo , el pasado 21 de febrero en la presentación del informe general al X Congreso Confederal de CCOO. "Algo habremos hecho mal para que muchos trabajadores y la sociedad en general nos perciban como acomodados y alejados de la realidad de las empresas. Hemos de cambiar nuestras formas de hacer y de comunicarnos con la sociedad", dijo Toxo. Tampoco sorprendió que dos días después en el discurso de clausura dijera: "Terminamos el Congreso y ya nos están esperando fuera porque la vida sigue, no para la crisis". Toxo demanda a la militancia intervención en las empresas y actuación en la calle.

No resultó extraño que el 6 de marzo la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal , pidiera a sus militantes y dirigentes un PP "muy fuerte, muy abierto y en la calle para ser el mejor sostén del Gobierno". Fue en el marco del debate organizado por su partido bajo el título "Juntos salimos"; allí remarcó: "Tenemos que estar en la calle y salir, porque son los políticos los que sacan a un país de la crisis y no los burócratas, los técnicos o los iluminados". Cospedal le pide a los suyos que lleven a la calle las obras del Gobierno a través de la palabra.

Sin embargo las palabras del Papa Francisco sobre la necesidad de colaboradores para agitar la Iglesia, sí han resultado sorprendentes. En la homilía del miércoles pasado dijo: "El sacerdote que sale poco de sí se va convirtiendo en intermediario, en gestor: ya tienen su paga, y puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón. De aquí proviene precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con olor a oveja, pastores en medio de su rebaño, y pescadores de hombres". El Papa busca colaboradores dispuestos a pasar de las palabras en el templo a las obras en las calles.

En marcha pues, ¡todos a las calles! Unos a cuerpo (campamentos de la dignidad por la renta básica y plataformas de afectados por las hipotecas) y mostrando algo nuevo: la coacción democrática (pacífica) como defensa. Le llaman el poder de la ciudadanía en la calle, y es una amenaza para el poder establecido.