Los sanitarios han lanzado una campaña, #mareablancacoronavirus, con objeto de reivindicar medidas de protección que les defiendan en su ardua lucha por cuidar a los enfermos de la covid-19. Dicen que no son héroes y que tampoco quieren ser mártires, que solo quieren medios para poder trabajar con cierta seguridad.

Estoy de acuerdo -faltaría más-en que deben recibir todo tipo de suministros (trajes EPI, mascarillas, batas impermeables, guantes, geles desinfectantes, respiradores, test…), pero discrepo de ellos en algo: sí son héroes. Vaya si lo son. La primera acepción de «héroe» en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) reza así: «Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble». Este es sin duda el término que define a quienes, en plena pandemia, arriesgan su vida día a día para salvar la de los demás, trabajando casi a la intemperie contra una enfermedad que contabiliza ya más de 30.000 fallecidos.

Durante dos meses hemos visto a los sanitarios atender hospitales masificados cubiertos con bolsas de plástico o protegidos con mascarillas pagadas de sus bolsillos, los hemos visto llorar de impotencia y los hemos visto al borde de un ataque de nervios. Ningún héroe moderno ha trabajado en tan malas condiciones: Superman, Batman o Spiderman al menos tenían superpoderes y trajes a prueba de bala. Lo que distingue a estos héroes de hospital es que, al contrario de los héroes de cómics, pueden perder la vida en 48 horas por culpa de una neumonía.

En España los sanitarios realizan su trabajo en condiciones precarias. No es de extrañar -aunque sí de lamentar- que el 12 % de los contagiados sean profesionales de la salud.

Démosles a los sanitarios lo que se merecen: mejores condiciones laborales, equipos de protección, reconocimiento y, por supuesto, la etiqueta de héroes. Aplaudir su entrega y protegerles no son tareas incompatibles.

* Escritor