Un sentimiento de sana envidia se apoderó de casi todos los oyentes cuando acabó de hablar Bernardo Cremades, uno de los contertulios de Luis del Olmo, ayer, en Onda Cero. Estaban tratando del suicidio del científico que con sus filtraciones a la BBC ha puesto contra las cuerdas a míster Blair. Cremades tomó la palabra: "Lo que más me fascina es la aparición en escena desde hace unas horas de lord Hutton, el juez que dice que va a hacer una investigación pública del caso, que afirma que será él quien decida cuál será el objetivo de la investigación, que llamará si es preciso al ministro de Defensa o al jefe de Gobierno... Es decir --añadió Cremades-- que esto es una democracia como debe ser. Primero, el Parlamento controla; luego, un juez actúa como garantía de seguridad y democracia".

Fue entonces cuando las comparaciones recorrieron inevitablemente las ondas. ¿Cuándo tendremos entre nosotros algún lord Hutton que abra en canal algunos de nuestros asuntos turbios, como el de la Asamblea de Madrid o la tragedia del Yakovlev 42, en manos de feroces presiones políticas y fiscales-voz-de-su-amo?

Pero tampoco todo fueron rositas para los británicos. José María Calleja sacó los colores a una institución nunca antes zarandeada: la BBC. Dijo: "El Gobierno ha presionado a la BBC, y ésta ha cumplido con su trabajo sólo en cierta medida, porque nunca tuvo que revelar su fuente informativa... La BBC es creíble, pero maquilló y puso picante a la información, porque hoy la BBC es un medio que trata de buscar escándalos". ¿Se nos desmorona otra verdad infinita?