Abogada

El planeta permanece escandalizado, espantado y esperanzado, al mismo tiempo, con la apuesta por la clonación. Los adeptos hablan de lo positivo que es dejar que tus rasgos físicos se transporten casi milimétricamente al de tus descendientes. El hijo será igual que el papá, la niña igual que la mamá. Todo empezó con una famosa oveja, Dolly , que tanto curioseo suscitó, y que, pasado el tiempo, parece haber envejecido más de la cuenta. No todo es tan perfecto como nos lo quieren pintar los adelantados científicos. El mosqueo , además, se produce cuando el experimento quiere ser abanderado por grupos sectarios, por gentes estrafalarias, que aparecen en nuestros receptores televisivos como visionarios, y entonces, a algunas esto ya nos produce el mayor de los recelos.

No voy a entrar en las bondades científicas que pudiera tener esto de la clonación, pues no las tengo claras, y soy neófita en la materia. Pero sí asumo que esto de jugar con los genes para llevar a cabo aquel proyecto de los replicantes de Ridley Scott no me convence nada; y aún más, cuando oigo eso de ser igual, "dos gotas de agua", aunque --reitero el ejemplo--, parecerme a mi hermana es una ventaja por su destacada personalidad. No obstante, tengo que reconocer que desde pequeña cuesta asumir siempre las comparaciones entre las igualitas : la misma pandilla de amigos, los mismos trajes, las mismas carteras del colegio, el mismo pupitre, la misma tarta, los mismos zapatos. Menos mal que en un determinado momento se rompe la simetría, cada uno busca esa ruptura; yo lo encontré en un delicioso dulce. Sin duda, éste fue el mayor descubrimiento para mí. Si sirve de algo mi experiencia, cuidado con ese empeño en hacernos igualitos .