Profesor de Ciencia Política de la UAB

Si la muerte de siete personas es impactante, mucho más lo es que hayan sucedido en un calabozo. Incidentes como el de Málaga pueden ocurrir siempre y en cualquier lugar, pero no es menos cierto que cuando el Estado asume la tutela de alguien, por ejemplo cuando uno está detenido, asume también la garantía de su seguridad.

Es indignante y sorprendente que, a pesar de los días pasados desde el incendio, aún no se hayan depurado responsabilidades. Ni la oposición se ha mostrado especialmente preocupada. ¿Cuál es el motivo de tanta desidia? Es mejor no pensar que la falta de interés es el resultado del color de la piel de los que han muerto. Pero determinadas actuaciones de nuestros políticos dan motivos para pensarlo.