WHw oy, en que se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, es un buen momento para lanzar una llamada de atención e instar a que las personas con síntomas de pérdida de memoria acudan a los especialistas porque una de las formas más eficaces de luchar contra la enfermedad, si no la única, es el diagnóstico precoz, ya que, desgraciadamente, los avances en el hallazgo de fármacos que retrasan el desarrollo del mal llevan casi 20 años estancados. Para hacerse una idea de la gravedad del alzhéimer, basta con conocer algunas cifras alarmantes: los 40 millones de afectados en el mundo en la actualidad serán 60 millones en el 2030 (un 50% más) y 80 millones en el 2050, cuando se prevé que desaparezcan las diferencias entre el norte --con una población más vieja en la actualidad-- y el sur, donde predominan los países con una mayoría de jóvenes. En España, los 900.000 enfermos actuales (18.000 solo en Extremadura) pasarán a ser 1,5 millones dentro de 20 años.

En el diagnóstico precoz se han producido avances, ya que la edad media de detección de la enfermedad se sitúa ahora en los 73 años, 10 menos que hace una década. Pero es necesaria una reducción mayor porque, además de mejorar la vida de los enfermos y de las personas que los cuidan, el diagnóstico precoz ayudará a reducir el gasto social y sanitario que lleva aparejada una dolencia como esta. Una cuestión que, en tiempos de crisis y recortes sociales, no se puede menospreciar.