César Díez Solís

Por fin alguien se da cuenta de lo absurdo de los exámenes extraordinarios tres días después de los ordinarios. Gracias por aplicar la sensatez. Los profesores lo agradeceremos y los alumnos más. Estoy seguro. Carlos

Los exámenes en septiembre son una barbaridad pedagógica, un castigo al alumno y a sus familias. Lo que subyace en el proyecto de examen de septiembre es una reducción de la enseñanza a la adquisición exclusiva de contenidos. En el proceso de enseñanza-aprendizaje se deben evaluar además de los meros contenidos otros múltiples valores que el alumnado va desarrollando a lo largo del curso, y esa evaluación solo se puede hacer en el propio curso. Mi experiencia me demuestra, además, que los contenidos que se exigen en septiembre son en la mayoría de las ocasiones de nivel mucho más bajo que los exigidos para ese curso en el proceso normal de la evaluación, incluso que los de la prueba final de recuperación de junio; probablemente el nivel de cabreo del profe ha ido suavizándose por las bien ganadas vacaciones. En definitiva, dudoso valor pedagógico, probable valor psicológico, si bien, para ello no sabemos qué pinta el mes de septiembre aquí. No olvidemos además que las pruebas de septiembre justificarían el derecho de las familias a que sus hijos recibieran las clases oportunas de recuperación de contenidos en las propias aulas del mismo centro en julio (o cuando se considerara), y ¿por qué no? Impartidas por el mismo profesorado. Profesor

Se puede cuestionar el valor pedagógico de la evaluación extraordinaria, pero, de haberla, lo que sí que es una ridiculez es que tenga lugar a las dos semanas de la ordinaria. En septiembre sonará a rancio, pero en junio es absurdo: los docentes sabemos lo que hemos tenido que aguantar ese último mes del curso con la chorradita. Un profe

Las cofradías de Cáceres

¿Por qué tiene el ayuntamiento cacereño que financiar a las cofradías, cuando ya la Iglesia Católica saquea al Estado español más de 6.000 millones de euros anuales, que con la que está cayendo es una vergüenza absoluta? La3

Si los empresarios que se benefician directamente de esta celebración se implicaran, como hacen en otras ciudades de España en las que la Semana Santa es pilar fundamental de la economía, no pasaría esto; pero, claro, aquí están acostumbrados a recibir sin dar nada a cambio y eso no puede ser. Habría que preguntarse qué tanto por ciento de los beneficios de todo el año se logran en Semana Santa, y que estos se preocuparan de mantener un poquito esta fiesta que tantos resultados les da. Deseo

¿Esto atrae al turismo? ¿Da a conocer a Cáceres? ¿Gusta a la mayoría? Sí. Pues que se las ayude es algo justo y razonable. Justino