Catedráticode Economía

No hace falta ser un lince para darse cuenta de lo que encierran a menudo las recomendaciones de organismos como la OCDE o el FMI. Son un artilugio más de los gobiernos para enviar avisos a través de mensajeros con reputación.

Hoy toca abogar por la uniformización de las políticas económicas territoriales y el FMI asume este papel. No cabe duda de la necesidad de un terreno de juego común para que se desarrolle el comercio. Pero tampoco de la conveniencia de que las reglas de este juego sean conocidas y cuenten con un árbitro imparcial. Esto no sucede si quien las quiere fijar es el Gobierno español que, siendo sólo un jugador más, pretende de este modo asegurarse la titularidad, en detrimento de las regiones que esperan sentadas en el banquillo.