WLwa Asamblea de Extremadura rechazó el pasado jueves crear una comisión de investigación sobre lo ocurrido con la promoción turística de la región que se ha conocido popularmente como ´las vallas del paleto´, y que provocó en noviembre pasado la dimisión de ida y vuelta del consejero de Economía, Manuel Amigo , y un considerable revuelo político porque un industrial de la publicidad sembró España con centenares de vallas con eslóganes de Extremadura sin autorización formal de la Administración. Que el Parlamento regional habría de rechazar la comisión de investigación era cosa sabida; que como consecuencia de ese rechazo la oposición popular habría de reaccionar estentóreamente, como lo hizo, acompañando su derrota con gritos de "tongo, tongo", era cosa temida. Las comisiones de investigación son un arma arrojadiza que utiliza la oposición para desgastar a los gobiernos y que, por el cálculo de éstos de que sea cual sea el resultado va a terminar perjudicándoles, se impiden siempre que se puede. Con todo, una comisión como la solicitada por la oposición extremeña, era pertinente. Hubiera fortalecido la democracia porque su constitución hubiera significado una muestra de respeto a los votantes, a los que se les debe una explicación detallada --que no quiere decir, a priori, condenatoria para nadie-- de qué fue lo que pasó con uno de los episodios políticos más chuscos de los últimos años. Una comisión, además, según todos los indicios sin riesgo para la Junta, y de la que el consejero de Economía habría salido fortalecido, puesto que el presidente ya dijo que había investigado y no había nada que ocultar ni que reprobar a nadie de su gobierno. Buena ocasión para compartir lo investigado con el cuerpo electoral.