Tras suspicacias, ninguneos y susceptibilidades se reunió la comisión del pacto imposible pues sus componentes no llevan camino de arrimar el generoso hombro, demandado por la sufrida ciudadanía. El estado de extrema gravedad --"estamos tocando el fondo"-- no les conmueve y todavía hay quien escenifica ceremonias tiquismiquis. Políticos insensibles a los males de la patria siguen más preocupados por arañar votos que por buscar soluciones, ofreciendo ya bochornoso y cansino espectáculo. Cuando la España hoy inundada esté sequita, mancillada, desnuda, desmembrada, arruinada, hundida, rota, dividida y sin capacidad de reacción ellos presidirán fundaciones, cobrarán conferencias y ante nadie tendrán que responder de su incompetencia pues siempre llega tarde para los juzgados el juicio de la Historia. Unos por conservar el poder falseando la realidad, otros por llegar desesperadamente a él anunciando cataclismos y socavando nuestro prestigio en el exterior, todos han obrado sin prudencia ni discreción. Sobran tahúres, ambiciosos y aficionados, faltan patriotas, técnicos, políticos honestos a los que les duela España. Porque no parece difícil aceptar las verdades del barquero: Las clases medias y bajas no deben pagar la crisis mientras los mismos ricos de siempre acumulan beneficios. El Estado no puede gastar más de lo que ingresa así que el plan de austeridad que pide sacrificio y responsabilidad al pueblo exige ahorrar con cabeza y justicia, evitando el derroche inútil empezando por los gastos suntuarios de la monárquica tropa. La televisión pública no debe tirar el dinero de todos en energúmenos que tocándose sus partes insultan al público. No se deben regalar ordenadores a los alumnos o pagar carísimos planes de recuperación cuando no hay para profesores de Filosofía. Elimínense las jubilaciones anticipadas, ahórrese en viajes superfluos cuajados de asesores innecesarios, en embajadas autonómicas, en propaganda de la Presidencia Europea, en informes sobre el mapa de inervación del clítoris y labios menores. ¿Les parece demagogia?