Disfrutemos de la libertad mientras podamos. Escribamos, comentemos, critiquemos, informemos y opinemos. Leamos, escuchemos y observemos. Y, sobre todo, elaboremos nuestro propio pensamiento. Porque, pronto, el gobierno será el que decidirá acerca de lo que puede publicarse, decirse o mostrarse, y sobre los contenidos a los que podremos tener acceso. Sus miembros ya tienen articulado un Comité de la Verdad Oficial. Están listos para cercenar la libertad de información, opinión y pensamiento. Quieren una sola voz, un NO-DO 2.0. Aspiran a convertirnos en una masa silente y obediente. Y no, esto no es un rumor ni una exageración. No cabe ya ninguna duda acerca de ello. Así lo acredita la oficialidad que implica una publicación en el BOE. Habrá a quien el denominado “Procedimiento de actuación contra la desinformación” le haya caído por sorpresa. Pero algunos venimos alertando de los ramalazos totalitarios de este Ejecutivo desde que comenzó a ejercer el poder. Y quienes ya, a estas alturas, no tengan meridianamente claro que el gobierno social-comunista pretende disponer de un poder omnímodo, que lo dote de una suerte de armadura impenetrable y le permita derruir pilares de la democracia (como los de la independencia judicial, la separación de poderes, el control parlamentario, la libertad de prensa, la libertad lingüística o el derecho a la libre expresión y a la propiedad), no lo entenderán nunca. Cuando caigan en la cuenta de que la dictadura es una realidad, y no una mera amenaza, será demasiado tarde. Algunos confiamos en que los guardianes de la Constitución y el Estado de Derecho serán capaces de impedir que la distopía ‘orwelliana’ que pretende fraguar este gobierno se haga más real de lo que ya es. Pero existe la posibilidad de que las imposiciones autoritarias de este gobierno se asienten, de que nadie haga nada para impedirlo, y de que Sánchez, Iglesias y sus acólitos consigan desmontar los contrapesos del poder que, a día de hoy, aún ejercen de dique de contención y les imposibilitan hacer y deshacer a su antojo. Si consiguen maniatar y amordazar a los hombres y las mujeres libres dispuestos a hacer frente a sus tropelías desde el ámbito judicial, político, civil y mediático, todo estará perdido. Los alemanes, rusos y venezolanos nunca pensaron que unos megalómanos pudiesen llegar a consolidar un Estado de terror, opresión y muerte. Y ahí está la Historia de esos pueblos para quien quiera conocerla y evitar que se repita. Aún estamos a tiempo.