TRtecuerdo con cierta nostalgia mis Primeros de Mayo en el Bachillerato, allá por los años ochenta, lejos de Extremadura y con cierta conexión con los obreros de los astilleros asturianos, de los cuales aprendí a reivindicar y a buscar soluciones a situaciones adversas. En mi memoria está la persona del padre José Bárcena , ya fallecido, que fue el nexo de unión entre mi adolescencia y el mundo de las manifestaciones democráticas, verdadero defensor de los derechos y libertades en época de la dictadura franquista lo que le costó la cárcel en alguna ocasión.

En mi evocación más entrañable surge el anhelo de épocas pasadas, en las que los estudiantes éramos y nos sentíamos parte de la causa obrera, en las que existían alianzas sinceras y desinteresadas entre el mundo obrero y los jóvenes, donde no se entendían las estrategias sindicales o las reformas educativas sin la conciliación de ambas realidades, y donde nuestras preferencias para el 1.º Mayo no eran otras que las de participar de manera activa y con un profundo convencimiento acerca de las peticiones y reivindicaciones en aquel momento demandas, siguiendo los pasos de aquellos mártires de Chicago en el año 1886, y como homenaje a tan brutal hecho histórico.

Hoy consideramos que es más fácil ver los toros desde la barrera y dejar en manos de los sindicatos las luchas y las manifestaciones. El 1.º de Mayo es un día de fiesta en el que no hay clase o no se trabaja, lo aprovechamos para disfrutar de nuestro tiempo de ocio o simplemente para descansar, y ni siquiera conocemos realmente por qué se conmemora. Los tiempos cambian y hoy se vive muy bien, disponemos de muchos medios y posibilidades, no nos importa trabajar sin contrato laboral porque es lo normal, no conocemos el contenido del Estatuto de los Trabajadores logrado con el esfuerzo de generaciones, nos da un poco igual que se produzcan abusos y explotaciones laborales y lo más preocupante de todo, seguimos teniendo miedo de exigir nuestros derechos. ¡Cómo cambia la vida!

*Técnico en Desarrollo Rural