El sistema público de pensiones español se basa en el principio de que los trabajadores en activo y los empresarios pagan unas cuotas a la Seguridad Social con las que se hace frente a la nómina de los jubilados. El método de reparto en que se basa depende sobre todo del número de cotizantes, y también del de jubilados. Por eso, su equilibrio es muy vulnerable a las crisis, cuando el empleo disminuye y en consecuencia también lo hacen los ingresos de la Seguridad Social. En previsión de esas oscilaciones y para extraer un asunto tan delicado como este del debate político, el Congreso aprobó en 1995 por 334 votos --de los 350 de la Cámara-- lo que se denominó Pacto de Toledo. Un acuerdo que sentaba las bases para la reforma dinámica del sistema de manera que pudiera garantizarse su futuro. Desde entonces, y al amparo de ese texto se han hecho varias modificaciones. La última, del 2011, entró en vigor en enero pasado. Y se hizo, entre otras cosas, porque desde el 2010 la Seguridad Social ingresa menos de lo que gasta.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha aprobado una nueva y drástica reforma, ahora en trámite parlamentario. Lo ha hecho en solitario, incluso sin el apoyo de los empresarios. Alarmado por la caída en la relación cotizantes/jubilados, que ha pasado de 2,5 en el 2007 a 1,9 en el 2013 (1,77 en el caso de Catalunya), introduce a un claro recorte de las prestaciones. Cabe la posibilidad de que ese sea uno de los caminos a seguir, es posible, pero lo que no tiene sentido es que la ministra de Empleo, Fátima Báñez , sostenga que las pensiones subirán siempre, si su departamento ya ha aprobado una revisión para el 2014 del 0,25% (2,45 euros para la pensión media, que es de 981 euros mensuales) cuando el propio Gobierno calcula que la inflación aumentará en torno al 1,5%.

En lugar de la permanente propaganda política con que la ministra oscurece el debate de una cuestión tan seria como esta --ayer mismo dijo que el Gobierno de Aznar creó el Fondo de Reserva, un instrumento previsto en el Pacto de Toledo, con el Partido Popular estando en la oposición--, lo que debería hacer es sentarse con los grupos parlamentarios. Es imprescindible que cambios de un calado tan profundo obtengan el máximo consenso político. De lo contrario, en cuanto el PP pierda la mayoría volverá a producirse otra reforma, y eso no beneficia a nadie.