Prometía la comparecencia de Aznar, sobre todo porque el espectáculo del odio guarda un oscuro atractivo para aquellos a los que no angustia. Yo suelo encontrarme entre los segundos, aunque hoy haré pública mi secreta complacencia cuando ciertos individuos son vapuleados verbal e intelectualmente, incluso por adversarios extremamente antipáticos, siempre que las manifestaciones de estos coincidan con mis apreciaciones.

Por ejemplo, opino que la actriz Meryl Streep está valorada en exceso, y que su prestigio supera a su mérito real. La encuentro histriónica y desmedida, y aun reconociendo que hizo en su juventud trabajos exquisitos como en El cazador y en Kramer contra Kramer e incluso en su madurez encarnó espléndidamente a una Thatcher más humana casi que la que conocimos, procuro evitar las películas que protagoniza porque me ponen de los nervios. Incluso, en una ocasión llegué a irme del cine al no poder soportar sus caritas en un film cuyo título he olvidado de malo que me pareció y en el que encarnaba a una artista rock sin fundamento. Ni les cuento ya la vergüenza ajena que me provocaba en Mamma mia!

Por eso, aun considerando a Trump un peligro cierto para la estabilidad política mundial, y una desgracia que no nos merecemos sus contemporáneos, pues el alcance de sus actos nos afecta a todos mucho más de lo que debería permitir la justicia ciega, no tuve más remedio que coincidir en sus apreciaciones críticas sobre la actriz como actriz que no como persona, incluso aunque estas se debieran al despecho, al rencor y a la revancha del funesto mandatario. Y aunque la pobre Meryl no me ha hecho nada, por una vez Trump, tan parecido a un payaso enfermizo, tenía razón.

Aznar no es Trump, ni viceversa, por mucho que a sus innumerables enemigos les parezca lo peor. Yo tampoco le venero, pero qué quieren, por una vez, incluso en plan machito y en plan a ver quién es el que la tiene más grande, soltó las verdades del barquero a personajes tan machitos como él a los que considero funestos para España. Y debo confesar que me divirtió.