TNtadie como Neruda ha descrito ese momento apasionante en que el escritor toma su libro recién impreso. Y nadie debería gozar tanto como el que lo compra en la tienda o en el estand de una feria. Pues para Günter Grass, es algo sagrado; para Descartes, conversación con ilustres hombres; para Rubén Darío, fuerza y valor; para los Quintero, amigo y maestro. Habrá inventos que intenten superar el libro, pero éste jamás será sustituido, porque tiene forma, olor y sabor que componen un guiso apetitoso de paladear. Las manos, cuando lo cogen de una estantería, ya supone un gran placer, o cuando buscando algún título que nos interesa, nuestra alegría se acrecienta al encontrarlo. El libro es metáfora con mil sensaciones, excelente compañía, cofre donde se guarda la joya del intelecto y tinaja donde el autor vertió sus más hermosos pensamientos. Es catalejo para acercar lo lejano. Vuelo hacia el futuro. Recuerdo del pasado. Glosa del presente. Por ello, el escritor es chamán y líder en palabras que serán un revulsivo siempre interesante. La Feria del Libro, en Cáceres, nos ha estimulado a comprar un libro, que será de la tierra o foráneo, pero siempre nos dejará el deleite intelectual de su lectura.

*Doctor en Historia