Vivimos una coyuntura única, donde el último reducto de mayoría absoluta es Galicia. Llevamos meses recordándonos los unos a los otros que estos deben ser tiempos para el diálogo, el consenso y los grandes pactos. Muchos lo ven como una condena para llegar a la casilla final del tablero, y no como una oportunidad.

Desde el PP venimos demostrando que el acuerdo es la casilla de inicio desde la que se avanza juntos, proponiendo y mejorando, rectificando si hace falta. Esa es la grandeza de la democracia, con y sin mayoría absoluta, que es más grande aún.

Nos fajamos en una legislatura en minoría, aprobando cuatro presupuestos --el último con mayoría absoluta--, y resolviendo situaciones tan críticas como una moción de censura. Mucho camino recorrido para saber y entender que al final quien finalmente sufre los perjuicios son los ciudadanos. Por eso, ahora en la oposición, desde la profunda discrepancia con la gestión que se está realizando, pero desde el firme convencimiento en la necesidad de no bloquear esta región, no nos limitamos a detectar problemas sino que proponemos soluciones, que es justo lo que se le olvida hacer a la autoproclamada «nueva política», más centrada en shows estériles.

En esa contribución del PP extremeño está el desbloqueo de los presupuestos del año 2016 a cambio de una serie de compromisos, pero nuevamente la Junta de Extremadura incumplió, cambió de tablero y cerró el ejercicio sin mediar palabra, afectando a recortes en políticas sociales y económicas que nuestra región necesita. No lo digo yo, lo dice el DOE cuando sitúa el porcentaje en inversiones en un pírrico 15%. Ni siquiera en la peor época de la crisis los extremeños sufrieron tantos recortes. La diferencia es la difusión que se quiera hacer de los mismos, y el término descriptivo utilizado, pero esa es la realidad; aún no reconocida por una consejera incapaz de hacer autocrítica y explicar los motivos de esas cifras, no a nosotros, sino a quienes lo sufren.

Ahora se abre un nuevo proceso de negociación para los presupuestos de 2017, donde exigiremos que se incorporen también los compromisos no cumplidos, el blindaje de determinadas partidas, con un refuerzo del control y el seguimiento de lo que se gasta. Eso sí, costará volver a confiar en quien no reconoce errores, que por otro lado es la tónica habitual de este gobierno. Mi apoyo a los ganaderos extremeños que sufren también las consecuencias.

* Diseñadora gráfica y

diputada del PP