TPtor fin ETA anuncia lo que parece ser algo más que una tregua: Un alto el fuego permanente. Y el primer sentimiento que debería acompañar a esta sorpresa, por parte de cualquier ciudadano de bien, es el de la esperanza. Una esperanza no exenta de todo tipo de cautelas que sin duda deberá ser administrada desde la discreción por parte de todos los grupos políticos.

No en vano ETA nos tiene acostumbrados a astucias, fingimientos, y treguas trampa, en las que encontrar respiro para rehacerse, por lo que sería incauto y peligroso lanzar las campanas al vuelo. Pero tampoco es de recibo afrontar este comunicado diciendo que "algo tenía que hacer ETA después de la cantidad de concesiones que han obtenido por parte del Gobierno". Y María San Gil , autora de esta frase, debería huir de este tipo de improvisaciones y estar a la altura de su demostrada inteligencia.

Es el momento de recapacitar ante una puerta que parece abrirse y, desde la unidad entre todos los demócratas, comenzar un período de colaboración y entendimiento que tanto llevan reclamando los ciudadanos. Nunca más que ahora todos los partidos democráticos, sobre todo los dos grandes, deben actuar juntos; el PSOE mostrando generosidad y otorgándole al PP su parte de mérito si se llega a buen puerto, y el PP colaborando desde la lealtad y sin anteponer su interés partidista.

El texto del comunicado tiene sin duda manifiestas diferencias con otros anteriores en los que ETA utilizaba un lenguaje reivindicativo propio. Es, en algunos extremos, muy similar al comunicado del IRA en que anunciaba el cese de la violencia. Pero no deja de manejar conceptos como el de que "los vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro" que --sin decirlo-- incide de nuevo en el derecho de autodeterminación. Aunque no decirlo abiertamente ya implica en sí mismo un cambio sustantivo que también podría estar referido a la participación en la confrontación política.

La inmediata reacción de Rajoy , incluso antes de que hablara el presidente del Gobierno, puede interpretarse como un jarro de agua fría a las expectativas de un acuerdo. Parecía leer un texto escrito de antemano y en el que ofreció la vuelta al Pacto Antiterrorista. Difícil vuelta si, de cumplirse las esperanzas de todos, desaparecen los terroristas. De seguir por esta línea pueden quedarse, una vez más, solos frente al resto de todos los grupos políticos. ETA, en su comunicado, habla de compromiso en seguir dando pasos para superar el conflicto y construir una paz basada en la justicia.

Ha llegado el momento de medir la talla política de nuestros representantes. Porque esta puerta abierta a la esperanza puede quebrarse, puede que los etarras mientan otra vez, pero que sean ellos y no los demócratas los que fallen.

*Periodista