La Hacienda española deja de recaudar uno de cada cuatro euros que debería ingresar por el IVA del consumo. La Agencia Tributaria ingresa 40.579 millones de euros (6,7 billones de pesetas) por un consumo anual equivalente a 370.000 millones de euros (61,5 billones de pesetas). Pero si se cruza ese dato con el que proporciona el Instituto Nacional de Estadística cuando calcula la economía española real --es decir, el Producto Interior Bruto--, resulta que los españoles consumen al año el equivalente a 563.678 millones de euros (93,8 billones de pesetas). La conclusión es que 32 billones de pesetas no tributan por IVA.

Llamar a esa estimación economía sumergida puede resultar exagerado, pero no deja de ser un síntoma alarmante. Mientras estamos buscando cómo financiar las nuevas demandas de la sociedad en sanidad, educación y servicios, pervive la cultura de escamotear a Hacienda, pellizco a pellizco de facturas que nunca se emiten, más de tres billones de pesetas. Durante los últimos años se ha permitido que esas prácticas no se percibieran como un fraude. En estos tiempos en que afloran de nuevo las necesidades sociales es cuando debe recuperarse la cultura democrática de pagar impuestos.