TSteñor alcalde de Roma:

Le escribo desde Extremadura, región Objetivo 1 en la Europa de las regiones, un rinconcito del planeta en el que los romanos de otros tiempos situaron Emérita Augusta. Precisamente a un tiro de piedra de la que fue capital romana en estas tierras está Cáceres, ciudad en la que vivo y que, como Roma, es Patrimonio de la Humanidad.

Quería decirle, respetado alcalde romano, que estos últimos días me acordé mucho de usted. Le imaginaba muy preocupado ante los miles de ciudadanos de todas partes del mundo que acudían a Roma al entierro del Papa. Presentía que estaría asustado por la avalancha humana que inundaba las calles de la ciudad que usted gobierna, poniendo en peligro las viejas piedras, ensuciándolo todo y con el riesgo de que la UNESCO les retirara la designación de Ciudad Patrimonio de la Humanidad , ante los posibles destrozos que la marea humana podía causar a esa ciudad, milenaria donde las haya.

La verdad es que llegué a soñarme varias noches con usted. Me planteaba las situaciones que estaría viviendo, con su gabinete de crisis, debatiendo, hasta la madrugada, entre mantener el duelo y las concentraciones en el centro de la ciudad o llevarlo a las afueras, para preservar las viejas piedras y que los ruidos molestos no molestaran a los berlusconis de turno. El reconocimiento que siento hoy por su gestión, admirado alcalde romano, no tiene límites. ¿Cómo es posible que inundaran el centro de su ciudad cientos de miles de personas durante la noche, y al salir el sol viéramos sus calles limpias como la patena? ¿Qué poder tiene sobre sus convecinos para lograr que abrieran sus casas, ante la falta de plazas hoteleras, y permitieran descansar en ellas a montones de jóvenes, mayores y niños, sin importarles razas, procedencias, amuletos, pendientes, peercing , o que incluso llevaran instrumentos a cuestas? Ser alcalde de una ciudad tan bella como Roma debe ser un orgullo para cualquier ciudadano, pero siempre que esté dispuesto a afrontar situaciones extraordinarias como las que la muerte de un Papa provoca. Salvando las distancias, lo mismo que ser alcalde de Cáceres y estar preparado para afrontar una avalancha de 15.000 personas que son las que nos visitan en cada edición del Womad y dirigir un equipo capaz de vigilar la seguridad de vecinos y visitantes, cuidar el decoro y limpieza de la ciudad y hasta publicar un pregón para que los cacereños cuidemos las atenciones de quienes libremente nos visitan, para disfrutar de una ciudad que, al ser Patrimonio de la Humanidad, también les pertenece un poco. Con mi admiración, atentamente.

*Periodista