Cuando yo tenía siete u ocho años, hace cuarenta, se celebraba en los colegios el día de las misiones y nos daban unos sobres de color amarillo pálido para que nuestros padres, en casa, introdujeran dinero para "los pobres chinitos". Los chinitos de entonces eran los que avanzaban hacia su progreso particular a través de la Revolución Cultural de Mao-Tsé-tung , que supongo se llevó a cabo sin el caritativo apoyo económico de países inmersos en dictaduras como la española, que precisamente repudiaban el socialismo maoísta.

Los chinitos de entonces son los abuelos de estos chinos de ahora que han conseguido que China tenga la más poderosa economía emergente del planeta, con indicios de ser, junto a EEUU, la primera potencia económica de mundo dentro de pocos años. Pronto me veo a los chinos haciendo campañas caritativas en China con el fin de conseguir dinero para los pobres españolitos . Están por no decelerar su ritmo de crecimiento, aun sabiendo que su industria genera ingentes cantidades de CO2, y lo malo es que ya no hay quien los pare. Obama , a base de circunloquios diplomáticos, intenta convencerlos de que su conducta puede ser muy perjudicial para la salud del planeta. Pero China se justifica argumentando que para ser tan rica como EEUU necesita contaminar lo que EEUU ya ha contaminado y sigue contaminando. Esperemos que de la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático de Copenhague, Mr. Obama y el camarada Hu , no salgan con un pan neoliberal bajo el brazo y sí con un acuerdo que garantice limpias conductas neoclimáticas para el futuro.

Y mientras tanto, los habitantes de países con economías dudosas en aparente estado de bienestar, como la española, apostaremos de boquilla por el cambio climático en tertulias y alternes mientras nos quedamos en manga corta con la calefacción a tope, encendemos todas las luces de la casa, nos desplazamos en coche para recorrer distancias de 1 km., y compramos muchos productos made in China o EEUU que realmente no necesitamos.