El pasado viernes, la Policía Local de Badajoz detuvo a un joven de 17 años después de perseguirlo por las calles del centro de la ciudad. Circulaba a 100 kilómetros por hora en una moto sin matrícula, sin luces y en dirección contraria. Según el relato de la policía no llevaba casco y su conducción constituía "un peligro para los viandantes".

No es la primera vez en las últimas semanas --el pasado día 9 se produjo un hecho similar, aunque con un coche-- que la policía municipal pacense detiene a un conductor por circular por el centro de la ciudad a velocidades suicidas --¿o habría que decir, mejor que eso, homicidas?--.Hechos como éstos, por lo tanto, ocurren. Y si ocurren es lógico pensar que alguna vez se salden con algo más grave que la detención del que lo hace. Entonces se abrirá la polémica sobre si los castigos por conductas como éstas son adecuadas o no, disuaden o no a quien las comete. Por lo pronto, el conductor detenido el pasado día 9 fue castigado por haber cometido un delito contra la seguridad del tráfico a la pérdida del carnet durante 10 meses. ¿Es poco, es mucho para lo que hizo? En cualquier caso, el motorista de ahora es menor y, por tanto y por conducir un ciclomotor ni siquiera se le podrá retirar el carnet.