Hay quien habla de una nueva guerra fría, y la propia Hillary Clinton rememoró el telón de acero que dividió en dos el mundo en la segunda mitad del siglo XX en su discurso sobre la libertad de internet. Según la secretaria de Estado, "un telón de información" estaría por abatirse sobre una buena parte del mundo en referencia clara a la censura que ejerce el régimen chino sobre la red, aunque si no hubiera hablado en términos estratégicos, hubiera sido más propio referirse a una gran muralla.

En el origen del discurso estaba el ciberespionaje de empresas tecnológicas estadounidenses, en particular Google. Estos ciberataques constituyen uno de los puntos más conflictivos y delicados de las relaciones entre los dos países que, bajo el nombre de G-2, reciben la consideración de ser el verdadero eje de poder de hoy en día. A un paso de convertirse en la segunda economía del mundo y de abandonar definitivamente el carácter de potencia regional para pasar a serlo mundial, China no solo necesita la censura para mantener en pie el régimen de partido único. Necesita información, mucha información --tecnológica, científica y militar--, de lo que están investigando y produciendo las compañías más avanzadas, en buena parte estadounidenses, para alimentar su imparable crecimiento económico. Y no es solo Google el objeto de la curiosidad insaciable de Pekín.

La que fue única superpotencia en un mundo unipolar después de la caída del comunismo ha quedado redimensionada a gran potencia en un universo en el que China aspira a una posición paritaria con Estados Unidos. Washington ya no puede dictar su ley. Tiene ahora enfrente a una potencia con la que debe medirse. Los norteamericanos se quejan de la infravaloración del yuan, y Pekín les acusa de proteccionismo comercial, mientras en la Organización Mundial de Comercio se acumulan las quejas al respecto.

Además de estos conflictos económicos y comerciales, la geoestrategia es también un terreno de choque entre las dos potencias. Taiwán, la gran reclamación histórica de Pekín, sigue siendo un punto de serio conflicto, en particular cuando EEUU no deja de armar a la pequeña isla, en tanto que China usa su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para frenar iniciativas de Washington sobre su política en relación con Irán. En el G-2 no hay armonía, pero ambos países se necesitan; uno más que otro. Y este uno es EEUU.