Conozco personalmente al presidente Hugo Chávez . La última vez que hablé con él fue en el palacio de El Pardo, en una cena que debería haber empezado a las diez de la noche y comenzó a las dos y media de la madrugada. Tiene los tics de los líderes que llevan demasiado tiempo en el poder y han perdido la percepción de las cosas que ocurren fuera de su urna de cristal. Ahora está tratando de acomodar la Constitución de Venezuela a su permanencia en la presidencia de la República de por vida. Hugo Chávez es producto de la degradación de la política en Venezuela. Recorrí el país cuando Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez se lo repartían, distribuyéndolo entre un centenar de familias. Chávez ganó su primera elección y las sucesivas --todas a las que se ha presentado-- porque la oposición en Venezuela ha sido incapaz de elaborar un proyecto político que incardine a las clases marginadas, que son una inmensa parte de la población. Su proyecto no es de integración social, sino de inversión en los excluidos. El petróleo es la inmensa riqueza de Venezuela que se maneja desde la presidencia de la República como un vector de las estrategias políticas de su presidente. Chávez actúa con la soberbia de un nuevo rico que se permite decir siempre en voz alta lo que piensa sin tener en cuenta el respeto que merecen los discrepantes. Sueña con la herencia continental del legado de Fidel Castro en la época en la que la guerra ya no es fría, pero en un mundo que se puede calentar precisamente por el petróleo. Su retórica antiimperialista le lleva a pactar acuerdos estratégicos con Irán, cuando este país puede ser la espoleta de la guerra final. En Santiago de Chile decidió abrir una crisis con España, que es la puerta de la Unión Europea en Latinoamérica, y al revés. Ha metido, el mismo día, al rey de España y al presidente de Colombia en el congelador. Se cree que él solo tiene la llave del frío. Ahora el mundo entero está pendiente de si el pueblo venezolano le pone en la frente fecha de caducidad, que es algo más definitivo que una simple congelación.