El décimo congreso regional del PSOE, el del relevode la secretaría general de Rodríguez Ibarra, concluyó ayer en Badajoz con una amplia renovación de sus órganos de dirección y con una contestación inesperada del 20% de los delegados, que no apoyaron a la nueva Ejecutiva. Fernández Vara perdió la unanimidad con la que había sido acogido cuando se presentó a la secretaría general, el día anterior. No es usual que el PSOE extremeño cierre sus cónclaves con ese nivel de disidencia (en el congreso anterior, la Ejecutiva obtuvo el apoyo del 90% de los delegados), si bien las críticas no se dirigían tanto a la composición de la nueva Ejecutiva como a la representación territorial de la misma. Agrupaciones locales como Badajoz o Valencia de Alcántara se mostraron críticas por escasa presencia en los órganos de dirección. Pero por encima de esa circunstancia, la conclusión es que el congreso se ha cerrado con una amplia renovación. Basta señalar que 30 personas, de las

40 que conforman la Ejecutiva, se estrenan en el cargo, y que de las que siguen la mayoría lo hacen porque ocupan responsabilidades orgánicas o institucionales, tales como ser presidentes provinciales o alcaldes de las principales ciudades. Con la única excepción de Ramón Ropero, que pasa de ocupar la Secretaría de Organización a la de Economía y Empleo, y la excepción más matizada de Carmen Heras, que de su anterior responsabilidad como secretaria de Educación y Ciencia pasa a ocupar la Presidencia del partido.

Siendo este el congreso del adiós de Ibarra y embarcado el PSOE en la renovación que supone su abandono de la secretaría general, lo cual por sí mismo ya hubiera supuesto un profundo cambio de aires dado el influjo que ha ejercido sobre el socialismo extremeño desde los primeros años de la etapa democrática, nadie hubiera entendido que la organización no dejara libertad a Fernández Vara, un hombre que rompió todas las previsiones en su primera contienda electoral y al que, un día antes, todos los delegados, con la excepción de quien votó en blanco, se pusieron en sus manos.

La renovación, para que los ciudadanos la perciban, tiene que ser mediática, de caras nuevas. La renovada imagen del PP la encarna ahora Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal; la del PSOE, Leire Pajín. Y, a partir de ahora, la de los socialistas regionales, Ascensión Godoy, como secretaria de Organización, y Ascensión Murillo, como portavoz. Como se ve, los socialistas extremeños no se han sustraído a la corriente dominante de elegir a mujeres para los cargos de mayor peso político, aunque no han respetado la paridad, porque hay 15 mujeres y 25 hombres.

Que Godoy y Murillo sustituyan a los ´pesos pesados´ Ramón Ropero y Francisco Fuentes dibuja el arco del cambio experimentado. Y el hecho de que Murillo, nueva ´número 2´ del partido, ocupara el puesto 22 en la lista electoral del PSOE de Badajoz a la Asamblea, de tal manera que si ahora está en la Cámara es por el abandono de Manuel Amigo, muestra también hasta qué punto su nombramiento es una apuesta personal de Fernández Vara. Ella será ´la cara´ del PSOE bajo el mandado del nuevo secretario general.