Pronto se ha podido ver que la Televisión regional va a ser un campo para las justas políticas. Nada que objetar: el Consejo de Administración de una empresa pública, como es ésta, puede ser escenario de discusión política. Sin embargo, el comienzo no ha sido muy afortunado. El PP ha criticado con dureza el salario del director general, así como el primer organigrama de la Dirección General, en el que se contemplan siete contrataciones. Han venido a decir los populares que son sueldos muy altos para una televisión austera; que equiparar el salario de Gaspar García Moreno al de un consejero --el PP decía que era con el del presidente-- es exagerado.

La experiencia muestra que resulta fácil hacer oposición con los sueldos, porque quien critica parte con la ventaja de saber que lo que ganan los altos cargos de las instituciones públicas siempre les parece mucho a los ciudadanos. Y lo cierto es que, aun a riesgo de ser a mi vez blanco de críticas, yo no estoy tan seguro de que sea un sueldo exagerado. Que es un sueldo digno, dignísimo; que está por encima de la media de los sueldos de los extremeños, por descontado. Sin embargo, también es verdad que Gaspar García va a tener una responsabilidad enorme; va a dirigir una empresa con decenas de trabajadores y con un presupuesto de 9 millones de euros tendrá que poner en marcha el gran medio de comunicación audiovisual de Extremadura... En fin, que creo que hay que esperar a ver su gestión para calibrar si es, o no, exagerado lo que cobra.

En este rifirrafe entre el PP y el PSOE a cuenta del sueldo del director de la tele me han llamado la atención dos cosas: por un lado, la incongruencia del PP, que se abstiene en el Consejo de Administración, es decir, que no se opone a que Gaspar García gane lo que vaya a ganar, pero que al día siguiente lo denuncia. No es serio. ¿Cómo puede uno confiar en alguien que cambia de parecer en 24 horas? También resulta llamativa la surrealista defensa que ha hecho el partido socialista del salario de García Moreno: al principio, el único argumento que se ha utilizado es el de que es menor que el de los directores generales del resto de televisiones. Es que faltaría más que cobrara igual que el de Telemadrid, Canal Sur o TV3. Eso sí sería escandaloso. Y más tarde, en una pirueta difícil de explicar salvo que se pretenda alentar una ceremonia de confusión, el diputado Luciano Fernández dijo que en el Consejo de Administración no se habló de cantidad alguna, como si decir que el sueldo del responsable de la tele será como el de un consejero o que será el menor entre los homólogos del resto de las teles autonómicas no es situarlo en un nivel determinado.

Con todo, lo más preocupante en este asunto no es si un sueldo es alto o es bajo, sino las maneras que apunta este Consejo de Administración. Ojalá los hechos futuros me hagan rectificar, pero la sensación que han transmitido los consejeros --y a los consejeros socialistas les compete porque son la mayoría-- es que no se contempla dar una oportunidad al consenso, a la puesta en común, al estudio conjunto de los temas y a la discusión posterior, en la que se pueden poner de manifiesto todas las diferencias que se quieran. ¿Porque, no hubiera sido mejor --mejor para el Consejo y, también, mucho mejor para el director general, a quien hay que facilitarle su gestión en todo lo posible-- que este asunto de los sueldos y de las contrataciones para crear el primer organigrama de la Dirección General se hubiera anunciado en la anterior sesión del consejo; que se hubieran pedido informes y datos de la experiencia en otras televisiones, y que se hubiera distribuido la información días antes de la reunión para que, a la vista de la misma, los consejeros llevaran una opinión más asentada?

Porque una de las obligaciones no escritas del Consejo de Administración es facilitarle a los gestores de la tele que se centren en la gestión, que es lo que verdaderamente importa a los ciudadanos y por lo que se les va a juzgar. ¿Qué necesidad tiene García Moreno de estar contestando preguntas sobre cuánto va a cobrar, con el trabajo que tiene por delante?

Salvemos lo esencial. Seamos respetuosos con esa empresa que empieza. Discutamos cuanto sea necesario, pero no olvidemos que el dinero que maneja es de la gente, que quiere que esa inversión se convierta en un producto serio, acorde con sus expectativas.