TDturante la Noche Vieja 2015, los alrededores de la catedral de Colonia se convirtieron en un infierno para las mujeres. Un informe interno de la policía señala la situación "caótica y vergonzosa": "Los agentes no fueron capaces de controlar (-) las agresiones sexuales y delitos, (-) porque ocurrieron demasiadas cosas al mismo tiempo". Salvajes organizados les acorralaban y les impedían ayudar a las víctimas. Y ahora trasciende que algo similar ocurrió, en menor escala, en otras ciudades del corazón de una Europa que se debate entre su deber de acogida y el miedo a que entre los acogidos se cuelen delincuentes y terroristas.

Este tipo de agresiones en masa a mujeres guarda espantoso parecido con las violaciones multitudinarias de las que hemos tenido noticia en lugares que se nos antojan remotos como la India o Pakistán. Y parecen haber estado coordinadas en distintos puntos del viejo continente, al estilo, aunque de un modo menos letal pero muy asqueante y corrompido, de los atentados de París.

Una considera que esta atrocidad no es un caso aislado y responde a un patrón de comportamiento ajeno a lo europeo. Y que su principal propósito es escarnecer el principio de libertad occidental pues se basa en "un desprecio total hacia la mujer" como ha declarado Merkel . No hay por tanto otra respuesta que su represión más firme. Y si hay que expulsar, se expulsa. La alcaldesa de Colonia, en cambio, propone "consejos de comportamiento" y que se protejan las mujeres manteniéndose "a una cierta distancia" sin dejarse llevar por "la euforia". O sea, castidad y recato, buenas mozas. En mi opinión esta es la noticia más grave. Porque se puede luchar contra la barbarie con esperanzas de victoria siempre que se tengan los criterios claros de lo que es el bien y lo que es el mal. Pero que una persona que ha destacado heroicamente por defender las libertades y por ello ha sido apuñalada, olvide los principios en los que se basa nuestra civilización, prueba hasta el horror que el cáncer está mucho más extendido de lo que parece.