TLtos conservadores del Poder Judicial han puesto el grito en el cielo con la ley que va a tratar de proteger a la mujer de la brutalidad del hombre. Los conservadores les han contestado con toda la razón, que la ley es imperfecta porque no protege al hombre de las sinuosidades de la mujer. El hombre primario no se anda por las ramas y mata, pero es que a lo mejor o a lo peor, ha llegado hasta donde ha llegado después de haberlo vuelto loco con miles de artimañas, o como esa señora le fue dando estricnina al marido en el potaje hasta que se lo cargó. Los conservadores que conocen lo que es una mujer haciéndote la vida imposible porque no la llevas a Cancún, o a los toros que es donde ellas lucen, o comprarles la joya obligatoria del cumpleaños, y miles de artimañas, como la de suspirar constantemente para que veas que la tienes al borde del llanto porque no la sacas al aperitivo. Los conservadores además tienen amantes, que esa es otra historia. A la amante les llevan bizcochos de plantilla, y merengues como un conocido expolítico pacense. La amante además hace trabajos extras y está el tío con ella que no sabe dónde ponerla. La tristeza después la reencuentra en casa porque a ella se le ha ocurrido ir a cenar al Cristo de Elvas después de haberse zampado él tres merengues. Aquí el hombre se contiene y esto los que mejor lo saben son los conservadores que matan cuando ella ya se pone en plan siniestro y él la lleva a una cacería donde se le dispara la escopeta cuando más luce en el puesto vestida de verde. Bueno, pues sin que sirva de precedente estamos con los conservadores por una cuestión fundamental. Claro que con tantas mujeres como nos está poniendo en la vida ZP el que sobreviva que la lleve a Cancún.

*Escritor