Hace años, aún en plena dictadura, el Gobierno franquista inicio una campaña, bajo el eslogan Contamos Contigo , para incitar a los españoles a hacer deporte. Por entonces España era un país que no solía estar en los medalleros olímpicos, y los únicos deportistas de los que podíamos presumir eran el atleta Mariano Haro , el tenista Manuel Santana y el motociclista Angel Nieto . Hoy España suele quedar en puestos más que dignos en los medalleros olímpicos, tenemos una lista plagada de exitosos deportistas y los españoles dedican cada vez más tiempo a ejercitar los músculos. Proliferan los obsesos del deporte, y con ellos, los gimnasios con sofisticados aparatos con los que pelearse, y los clubs deportivos privados con sus modernas instalaciones. Y yo diría que entre esos deportistas se pueden distinguir dos tipos: el que hace deporte para dar forma a su cuerpo, y el que lo hace para mantener su cuerpo en forma.

Con respecto a esto, el octogenario escritor don Eliseo me dijo hace unos días que durante su tiempo de reclusión en la cárcel en los años de posguerra, conoció a dos prisioneros maquis con los que entabló una estrecha amistad. Ambos dedicaban todas las horas de su tiempo libre a hacer gimnasia. Uno se llamaba Tomás Valbuena y decía que cuando encontrara una oportunidad, intentaría escaparse de la cárcel, por lo que debía encontrarse ágil en todo momento. Al otro, llamado Ceferino Soro , los reclusos más antiguos le habían dicho que a la mujer del director de la cárcel le gustaba flirtear a escondidas con presos de buen ver, los cuales habían sido favorecidos por la influyente dama y habían logrado la libertad. Así que Ceferino Soro, que tenía buen aspecto, se dio a la gimnasia para mejorarlo. El caso es que ninguno de los dos logró salir de la cárcel hasta que cumplieron sus penas. Me cuenta don Eliseo que se encontró varias veces con ellos después de salir de la cárcel, y que Tomás Valbuena había adquirido la costumbre de saludar mirando primero a los ojos y luego a la tripa, mientras que Ceferino Soro saludaba mirando primero a la tripa y después a los ojos.

*Pintor