Sábado, puente,… será el sol, será la luna,… en el búnker de nuestros tesoros, en la caja fuerte de Extremadura, se almacenan torrentes de luz. Alegría, en casa del rico, del pobre,… o casi, que también sabemos disimular. Contento de medio ser extremeño... medio, medio. Los sábados más. Por ustedes. Por la tarea gigante de sacar este diario cada día. Por el Periódico. Por La Crónica. Orgulloso de ver como lo hacen cuatro valientes. O cuatrocientos, que en cuanto amanece por estas tierras destartaladas nunca faltan valientes del cálamo, del arado, de la máquina cafetera y de la muy noble fregona. Extremadura, el Periódico de vivir.

Contento a pesar de lo que hay que oír; de lo que te obligan a escribir. A pesar de Iceta, a pesar de tener que aberrar con perdonarle 52.000 millones a los que se gastan el dinero de todos; a los que se permiten pagar más a los médicos, a los policías y a lo que se tercie, porque son más guapos, más europeos y menos africanos que nosotros. Harto de este PSOE a la deriva que no sabemos si va o viene. Malo es no saberlo, pero peor es tener la certeza de que nos trapichean las piedras del mus. Contento porque amanece.

Contento a pesar de lo del cava. ¡Ya está bien de enredar la madeja! Resulta que para que nos compren los tapones tenemos que bebernos su cava, brindar por ellos, y de paso, renunciar al nuestro. Tengo un amigo, tan listo como extremeño, Román, que augura que de aquí a ná comemos guarrino de Lérida no sea que, en caso contrario, no nos compren tripas para morcillas. Contento porque va amaneciendo.

Contento porque usted, mi querido lector, lector magnánimo que me honra con sus cinco minutos de benevolencia, me lee. De ser cierto, ¿no es ello prueba de que hay lirios en este jardín? Cuento lo que veo, aunque no descarto que tengan razón los que aseguran que mis gafas están averiadas. Perdón y contento.

Alba, aurora, matinada,… y Rosalía Perera. Grito que su artículo «Las niñas sin nombre», publicado en estas mismas páginas, justifica toda una suscripción quinquenal. Hay escritos que gustan, los hay que quisiera haberlos escrito yo y están los que recorto, guardo y releo porque sé que no alcanzaré a escribirlos nunca. Por leyenda, «Non plus ultra». Rosalía,… contento de que ver cómo alboreas Extremadura.

Contento porque La Crónica de Badajoz me invitó (¡qué valor con lo que como!) a la entrega de sus premios. Premios a empresarios. Empresarios como flechas lanzadas al aire cuando raya el alba. Cada día. Todos los días. Con más o menos éxito, con la dicha del combate, porque la dicha de la victoria solo a Dios cabe. Extremadura, tormento y pasión. Varón y hembra. Orto radiante en las sierras y en las madrigueras.

Contento porque barrunto, atisbo, conjeturo, y hasta malicio, que quizá tenga otro lector, otro además de usted, mi muy considerado benefactor. El presidente Monago, o me lee o le han soplado que la semana pasada opiné, negro sobre blanco, que le veo perdedor. Nos cruzamos. Él se iba ya. Le digo: «¡Qué delgado!» Me contesta: «¡No hace falta estar gordo para ganar elecciones!» ¡Coile, cáspita, recontra,…! Es verdad, Vara está ganando peso. Pero para gordo Churchill, y se lo cepillaron en las elecciones del 45; de nada le valió ganar una guerra, ni, que casi tiene más hondura, liarla parda con el tren. Gane Churchill, gane Attlee,… contento porque hay partido. Porque amanece, porque Rosalía escribe, porque Román trabaja y piensa, porque a Hitos no le gusta mi columna y a mí me gusta Hitos, porque Jaime es mi amigo, porque Felipe se ha ido a Irlanda pero volverá, porque Gordillo vive y Marco ríe, porque Oto fotografía, porque es temprano, y en las claras del día no está escrito el futuro.