Diputado del PSOE al Congreso por Badajoz

Casi clandestino, el contingente español de más de mil quinientos hombres está ya en Irak. El Gobierno español, en una interpretación singular y abusiva de sus competencias, ha decidido su envío, sin autorización del Congreso de los Diputados. Esta acción unilateral española al margen de la Unión Europea es difícil de entender, supone una ruptura con la política comunitaria y va en contra de nuestros más claros e inmediatos intereses. Haría mucho mejor el Gobierno de José María Aznar en presionar para que la UE tuviera una política real de defensa, porque no deja de ser sangrante, que el Ejecutivo europeo sea capaz de regular tan meticulosamente el mercado del pistacho o la avellana, y sea incapaz no ya de formar un ejército que sería lo ideal, sino ni tan siquiera de establecer un régimen de cooperación reforzada entre las fuerzas armadas de la UE. La sombra de la OTAN es alargada.

A estas alturas del conflicto iraquí, parece clara la necesidad de una ocupación temporal, pero igualmente claro también que estas tropas de intervención y ocupación temporal tienen que tener legitimidad. Legitimidad que tan solo puede venir de Naciones Unidas y en este marco, las unidades militares de la UE pueden y deben intervenir.

Así que el Gobierno de Aznar, siguiendo una vieja tradición de la derecha española, ha desbarrado en esto de las aventuras militares, y sin remontarnos a la Invencible, hay parodias de nostalgias imperiales, que derivan en la sonrisa o la carcajada, siempre y cuando no medie la muerte por medio. A mediados del siglo XIX, cuando Francia iniciaba la colonización de Indochina, un contingente español fue embarcado en la aventura de conquistar la Conchinchina, y con más pena que gloria se retiraron a Filipinas; el casticismo de mandar a uno a la Conchinchina, o estar en la Conchinchina, deriva de esta singular y poco conocida aventura de nuestro ejército. Algo más estudiadas y de peor índole fue el ponernos del lado de Napoleón III en su intento de satelizar Méjico; y hay que ser burros para mandar a un contingente de 2.000 hombres para combatir a favor de los franceses y en contra de los mejicanos; menos mal que los mandos militares, mucho más sensatos que los políticos que los mandaban, se acuartelaron en Veracruz, no pegaron un tiro y consiguieron la repatriación, que por cierto la hizo la armada inglesa.

Los españoles estamos orgullosos de la labor que el ejército de España, nacido de la democracia, realiza en el mundo entero. Las misiones de paz, en Centro América y América del Sur, y la magnífica actuación habida en los Balcanes, son muestras más que suficientes del buen hacer de nuestros soldados. Que por cierto se merecen, los medios materiales necesarios para cumplir su misión sin riesgos añadidos. El trágico accidente aéreo que costó la vida a sesenta y dos militares, hubiera debido tener la luz y taquígrafos necesarios para esclarecer las causas finales de tan trágico suceso. Con lo ya sabido, en cualquier otra democracia, Trillo hubiera tenido que dimitir.

Nuestro contingente militar en Irak se encuadra en otro mayor polaco, bajo el mando de un general polaco, y ésto no es ninguna casualidad. Es el simbolismo claro de la pinza con que EEUU quiere atenazar a la UE. Polonia, Chequia, Eslovaquia son países que sufrieron cruelmente la ocupación de la alemania nazi y están dispuestos a entrar con la UE, pero no a permitir el liderazgo político alemán. Estados Unidos lo sabe, Aznar debiera saberlo también y jugar a lo que debemos jugar: más Europa y menos imperio norteamericano.