Soy usuaria del tren desde hace más de un año y medio y utilizo este servicio de transporte en el trayecto que va de Badajoz a Mérida para acudir a diario a mis obligaciones laborales. De esta manera contribuyo a aumentar el ahorro, a proteger el medio ambiente y a optar por un medio de locomoción que, en nuestra región, hay que potenciar. Y la forma, precisamente, no se consigue llegando y saliendo todos los días tarde. Y es lo que viene sucediendo, en gran medida, en los últimos días. El tren nunca, nunca sale a la hora oficial o que tiene marcada, salvo cuando lo cojo en Badajoz para ir a Mérida, a las 7 de la mañana. El resto de las veces se produce un retraso de 10, 15, 20 y hasta de 45 minutos.

Renfe o Adif no ha ofrecido, a día de hoy, ninguna explicación de por qué ocurre esto. Son los propios revisores del billete quienes se encargan de decirnos lo que, al parecer ocurre, una vez que les preguntamos, porque unas veces el retraso es por una cosa y otras veces por otra, el caso es que quien paga el pato es el viajero, a quien no le queda otra cosa, parece ser, que aguantarse, porque nadie toma cartas en el asunto.

Desde que comencé a coger el tren he ido viendo cómo el número de viajeros en este trayecto ha ido aumentando un poquito, pero dadas las circunstancias no veo cómo podemos potenciar o relanzar este servicio con estos constantes problemas que no se solucionan.

Maite Vega Fabián **

Badajoz