El pasado sábado, día 6 de enero, compramos todos los lectores habituales de el Periódico Extremadura el ejemplar correspondiente, con la oscura desesperanza de encontrar pocas noticias u opiniones con las que ilustrar la mañana de un Día de Reyes que se viene repitiendo desde hace siglos.

Podemos considerar lógico y hasta disculpable --aunque éticamente no sea muy correcto-- que un diario rellene todas sus páginas centrales con cientos de insulsas fotografías de niños asustados, entre los brazos disfrazados y las barbas sintéticas de unos Reyes Magos algo provincianos; dadas las fiestas que nos agobian estos días y la carencia de cosas notables o noticiables con las que sorprender a sus lectores. Lo que no parece explicable desde ningún punto de vista es cerrar el número en su contraportada con la entrevista a un pintoresco individuo --que dice ser profesor de Historia-- en la que queda de manifiesto su notable ignorancia de tal ciencia, y la cantidad de prejuicios, tergiversaciones, insidias y falsedades con las que debió enseñarla durante tantos años en un conocido colegio de la capital cacereña.

También es curioso el papel del entrevistador --un tal J. P.-- que en vez de hacer preguntas a su interlocutor, como debe hacer todo buen periodista, lo que hace es marcar y subrayar ya, de antemano, los tópicos trasnochados, o las informaciones insidiosas que el entrevistado debe responder con la más completa desinformación sobre el asunto planteado.

Decir que la izquierda ganó las elecciones del 36 "comprando votos" es, cuanto menos, disparatado; pues todo el mundo sabe que en los partidos de izquierda estaban los obreros --con unos jornales de risa-- y la baja burguesía de pequeños tenderos y empleados. Los únicos que podían comprar votos eran los caciques, terratenientes, empresarios y banqueros que formaban los partidos de derechas; y que llevaban haciéndolo desde finales del siglo XIX durante todo el período de La Restauración.

Asegurar que la Universidad está en manos de la izquierda, y por eso se manipula la memoria histórica y se tergiversa la verdad es, además de descabellado, descalificador; y demuestra que el paso de don Sebastián por ella debió ser muy breve y superficial, pues aprendió muy poco de lo que es la Universidad, y menos aún lo que es la Historia.

Debería hacerse un grupo de historiadores honestos para rescatar la verdad histórica --dice el señor Paniagua--: Exacto; esto es lo que se está haciendo. Pero, desde luego él no debe estar de ninguna forma en ese grupo; ya que ni es historiador, ni parece conocer con ciertas garantías lo que fue ese periodo del pasado español.

Otra cosa de las que emborrona: si en este país hubo intelectuales de prestigio internacional, que dieran lustre a las letras, a las artes, a la ciencia o al pensamiento en el siglo XX, fueron hombres como Unamuno, García Lorca, Blasco Ibáñez, Madariaga, Sánchez Albornoz, Ortega y Gasset, Picasso, Miró, y una pléyade de nombres ilustres que estuvieron ligados a la República y al régimen constitucional que ella defendió; en el cual la familia, la religión o el Estado tenían la garantía de la libertad, de la justicia y del derecho para su supervivencia y continuidad. Garantías y libertades que se perdieron cuando la República fue atropellada por el nacionalcatolicismo y por el fascismo de la dictadura.

Marcelino Cardalliaguet Quirant **

Cáceres