TDtespués de que don Eliseo García recibiera su reconocimiento como guionista en Argentina por su película Los Invasores del Medievo , ha recibido su compensación como escritor en España. Con su cómica e imprevista intervención en la gala de entrega de premios, consiguió, involuntariamente, llamar demasiado la atención de los medios de comunicación y eso le ha dado una sustanciosa publicidad gratuita. Con esto ha conseguido que bastantes editoras se hayan interesado por su novela El contrato de Caín y hace unos días salieron a la venta los primeros cien mil ejemplares en castellano. La novela, que tiene una extensión de mil trescientas trece páginas, trata de un hombre que establece un acuerdo con el diablo: el diablo concederá al hombre la inmortalidad y a cambio éste se convertirá en su siervo y no parará de sembrar la discordia allá donde vaya, o sea, que se convertirá en lo que se dice vulgarmente una mosca cojonera, obligado a hacer proselitismo para ir convirtiendo en tocapelotas a todos los mortales que se le pongan en medio. En su novela, don Eliseo ha querido llamar la atención, con ironía y desenfado, y mucha carga de comicidad, sobre la mala leche que existe entre los seres humanos. En la presentación del libro, manifestó que dentro de cada uno de nosotros vive, muy plácidamente y a todo lujo, un pequeño Caín --más o menos malvado; más o menos cómico--, que intenta hacer la vida imposible a los demás. "Imagínense aguantar de por vida a un tipo envidioso, exigente, encabronado e inútil, todo a la vez", ha dicho con ironía don Eliseo.

Pero el hombre ya empieza a tener problemas con su novela. Resulta que en el libro ha utilizado el pasaje bíblico de Adán y Eva , y lo ha versionado humorísticamente, aunque sin intención de escandalizar. Don Eliseo se cuestiona en las páginas de la novela si en realidad Adán fue castigado por morder la manzana o un pecho de Eva. Pues bien, no ha transcurrido una semana desde su publicación y algunos fervorosos creyentes católicos se han sentido ofendidos y han pedido su prohibición. No gana don Eliseo para disgustos, aunque reconozca que éstos le proporcionan una propaganda añadida nada despreciable. "Menos mal que no he necesitado inspirarme en ningún versículo coránico", piensa aliviado.

*Pintor