TBtien, pues ya está. Tenemos dos muertos encima de la mesa, víctimas de la barbarie terrorista y, por primera vez en nuestra historia reciente, ni siquiera para condenar estas muertes es fácil juntar tras una pancarta a los dos grandes partidos españoles.

En el PP no quieren sumarse a una manifestación que se convierta en un acto de apoyo a la gestión antiterrorista del Gobierno. Aunque algunos pesos pesados del partido dicen en privado, que sería delicado no acudir a la protesta de este sábado. Por principios y porque creen que no estar allí, confirma el aislamiento del partido que el PSOE pregona. En el PSOE están convencidos de que la ausencia de los populares en la manifestación demostraría que la prioridad del PP no es ir contra ETA, sino contra el Gobierno, y también que su asistencia a las cinco manifestaciones de la AVT sólo pretendía desgastar al Ejecutivo.

Realmente vivimos tiempos inéditos: ETA pretende un alto el fuego en el que los representantes del Gobierno alternen la mesa negociadora con la recogida de escombros. Los dos partidos que pueden estar al frente de ese Gobierno discrepan radicalmente sobre la estrategia a seguir en la nueva situación. Y en el seno del nacionalismo vasco democrático ya no sólo se intuyen, sino que se escuchan, alto y claro, discursos diferentes.

¿Qué respuesta deben dar los políticos en tiempos convulsos? Firmeza y mano dura, dicen los expertos en encuestas. Firmeza pero también audacia, dicen aquellos que tienen mayores expectativas de cambio. Firmeza y sangre fría, aconsejan los prudentes. Unidad de los demócratas, reclaman en todos los sondeos los españoles.

Los terroristas demostraron el 30 de diciembre, y confirmaron esta semana, que siguen siendo los mismos seres enajenados, con dificultades para relacionarse con la realidad. La denominada izquierda aberzale parece dispuesta a dilapidar cada oportunidad de engancharse a la vida democrática. Desgraciadamente, nada nuevo. Lo realmente novedoso, lo inédito, sería asistir a manifestaciones y contramanifestaciones para condenar un mismo atentado etarra. O escuchar como se elevan las voces de la bronca entre demócratas sobre el silencio de los muertos.

*Periodista