Habrá pacto de investidura PSOE-ERC? Si lo hay tendremos que afrontar complejos desafíos. Si no lo hay, los problemas pueden ser mayores. Quizás más irresolubles. Vayamos hoy al libro de Mariano Rajoy, publicado esta semana, en el que explica su labor en unos años muy convulsos, tanto por la crisis catalana como por la económica. Rajoy es de profesión un registrador de la propiedad. También un jurista que cree y acierta en que una sociedad sin ley es una jungla perniciosa para el progreso. Y esta convicción ha marcado su actitud ante los conflictos constitucionales. Por eso creyó equivocadamente que la mera aplicación de las leyes solucionaría la crisis catalana.

No ha sido así como la realidad actual permite constatar porque las leyes, en especial las constitucionales, no vienen del cielo, sino que acostumbran a ser fruto -como la Constitución del 78- de un alambicado pacto político. Y si ese pacto se rompe repetidamente -como pasó cuando el catalanismo abandonó el autonomismo para exigir de inmediato la autodeterminación- el resultado es una grave crisis constitucional. Rajoy proclama con razón que se ha evitado la ruptura constitucional -la independencia de Catalunya-, pero es mucho más discutible su afirmación (página 323 de su libro Una España mejor) que «hoy España sigue disfrutando de una arquitectura institucional estable, eso que no valoran quienes me reprochan mi inmovilismo».

Una cosa es defender la ley y otra creer -como ha hecho Rajoy- de que solo con una concepción restrictiva de las normas jurídicas se pueden resolver los problemas de «las nacionalidades», término muy ambiguo con el que la Constitución del 78 se refiere a Catalunya, Euskadi y…

Argumentando incluso parece a veces un abogado marrullero como cuando afirma con desparpajo que con la sentencia del Estatut el Constitucional superó muchas presiones. ¿De Federico Trillo y la Brunete jurídica que todavía da signos diarios de existencia? Rajoy hace bien en priorizar la ley, pero no en olvidar que muerto el pacto político que la creó -y con independencia de quién sea el culpable- el gobernante prudente debe intentar que el pacto fundacional no quede cada día más enterrado bajo tierra. Que CDC pasara en los hechos del autonomismo de Pujol -que pagaba por ser Español del año- al independentismo de Artur Mas y que la única respuesta política del PP fueran los recursos al Constitucional y algunas soflamas españolistas (lo de la nación más antigua del mundo) indica que Rajoy no comprendió que las leyes constitucionales son fruto de un consenso que es suicida ningunear.

Pero Rajoy es un político sensato y cuando tuvo que aplicar el 155 reclamó el concurso del PSOE y no quiso liquidar la autonomía pues inmediatamente convocó elecciones que el independentismo volvió a ganar. ¿Cuál es el balance de su gestión en la crisis catalana? No negoció -incluso no fingió negociar- nada con lo que no estuviera de acuerdo y se limitó a esgrimir la ley. Y los números son implacables. Cuando llegó al poder en el 2011 el separatismo estaba electoralmente por debajo del 20% y cuando lo dejó había llegado al 48%.

Un ejemplo ilustra los porqués de este fracaso. Cuando formó su Gobierno del 2016 la situación catalana ya era explosiva. Se podía tener en la recámara el 155, pero Catalunya necesitaba gestos de distensión. Rajoy podía haber llamado a su gobierno a catalanes conservadores o centristas que -me consta- habrían aceptado implicarse para evitar el trauma que se intuía.

Pero ¿poner en el Gobierno a catalanes sin disciplina de partido? Arriesgado y la ley no lo exigía. Prefirió nombrar ministra catalana -la única- a una diputada de su partido poco conocida, Dolors Montserrat. Lo importante era satisfacer la cuota Cospedal en la singular coalición conservadora que es el PP.

Rajoy trata también a fondo otros asuntos. Su éxito ante la crisis económica, su sintonía con la centrista Merkel que fue quien le aconsejó (no quería una discusión sobre el asunto en el Bundestag) que no pidiera el rescate. Su apuesta por la «gran coalición» con el PSOE en el 2016, en la que quería meter a Cs (para debilitar al PSOE)…Habla también de la corrupción. Admite que «ha sido nuestro talón de Aquiles», pero luego todo son generalidades exculpatorias. ¿Bárcenas, Paco Camps, Ignacio González? Salvo error, ni una línea.

Resumen: Rajoy explica, con gran convicción y con la discreción-sinceridad presumible en un jurista conservador, como gobernó España en unos años difíciles. Tan discutible como imprescindible.

* Periodista