Córdoba ha dejado de mirarse el ombligo en la carrera por ser capital cultural europea en el 2016 y presentará próximamente un libro blanco en el que, entre otras cuestiones, desvelará sus puntos flacos y propondrá soluciones. Un avance de este estudio cordobés pone de manifiesto la falta de iniciativas culturales y múltiples carencias en infraestructura. Si se realizara un análisis simplista desde Extremadura, pudiera parecer que estos resultados posicionan mejor a Cáceres en la competencia por la capitalidad. Pero nada más lejos de la realidad. Para presentar un proyecto ambicioso no hay nada mejor que abandonar la autocomplacencia y realizar un análisis crítico de qué se está haciendo mal. En este caso, Córdoba marca el camino a Cáceres, donde las instituciones públicas sacan pecho a menudo, cuando aún no han terminado de articular detalladamente el camino que se quiere seguir y el presupuesto que se está dispuesto a poner encima de la mesa. El Plan Intramuros ideado por Felipe Vela es un avance, pero insuficiente para dar el vuelco que la ciudad y Extremadura necesitan para estar a la altura del 2016. Impongamos nuestro estilo pero aprendamos de lo bueno que hacen los demás.