Durante los largos años de la guerra fría, una amenaza nuclear se cernía sobre los habitantes del planeta, un miedo visceral e intangible planeaba sobre sus cabezas, algo que más tarde fue llevado a la gran pantalla en innumerables películas de contraespionaje. Con la caída del muro de Berlín aquella época de pesadillas y de fundados temores desapareció en favor de otra, donde la desmesura y las ansias de rearme nuclear imposibilitan que los organismos internacionales se vean capaces de controlar esta paranoia.

Son tantos y tan variados los problemas que afectan a esta sociedad, que algunos pasan solapados, desapercibidos y de soslayo ante nuestros ojos, sin apenas dejar huella, ni tiempo para digerirlos, sin que les concedamos unos segundos para recapacitar sobre la trascendencia que pueden llegar a tener sobre el futuro de la humanidad. Es el caso del anuncio de la explosión subterránea de una bomba nuclear que, parece ser, se ha llevado a cabo recientemente en Corea del Norte, como ensayo, o paso previo para la tenencia ilegal de armas de destrucción masiva.

Corea del Norte es un país sin libertad y sin progreso, uno de esos reductos de la guerra fría, donde el gobierno todavía tiene la osadía de destinar el 80% de sus ingresos a mantener una desenfrenada espiral armamentista, mientras apenas dedica un 20% de sus recursos a alimentar a una población que depende exclusivamente de la bonaza de sus cosechas, estamos hablando de un país militarizado que soporta una de las más rancias dictaduras.

Ya en época de Clinton , y para evitar el desarrollo de las investigaciones nucleares, EEUU llegó a un acuerdo bilateral con este país, concediéndole a cambio del cese absoluto de las mismas, importantes ayudas económicas; acuerdo que no sólo incumplió, sino que no tuvo el menor pudor en reconocer públicamente que había seguido trabajando de forma secreta, lo que significaba la vulneración del Tratado de No Proliferación Nuclear. Fue capaz de expulsar a los inspectores de la ONU y amenazó repetidas veces con retirarse del Tratado por no estar dispuesto a acatar, lo que llamó ingerencias .

A pesar de que expertos japoneses no han encontrado evidencias de que Corea del Norte haya detonado ninguna bomba nuclear, el solo hecho de haber anunciado esta prueba, ha sido considerado como un despropósito y una provocación que ha llenado de incertidumbre a los países del entorno y a la opinión pública internacional. Se trata de un país que no dispone de la tecnología necesaria como para fabricar cabezas nucleares operativas para ser lanzadas contra objetivos concretos, ya que se encuentran todavía en una fase previa y a relativa distancia de poder alcanzar este objetivo.

XEL CONSEJOx de Seguridad ha condenado unánimemente a Corea del Norte por este atropello, y aunque se descarta el uso de la fuerza militar, nadie duda en imponerle sanciones económicas y de control de armamento, pero mientras unos países pretenden que se tomen medidas ejemplares y rotundas, otros consideran que estas sanciones para lo único que servirían son para agravar aún más la crítica situación de sus pobladores. China, en concreto, es crítica con Corea por haber realizado esta prueba, pero no es partidaria del endurecimiento, mientras que Rusia pretende seguir discutiendo el proyecto de resolución.

No constituirá un buen precedente el que los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU dejen inmune este tipo de delito, y no logren detener definitivamente la proliferación de armamento nuclear, ya que justificaría que otros países, empeñados en el intento, se vieran legitimados. Irán, sin ir más lejos, continúa su programa de enriquecimiento de uranio, y no tiene intenciones de detener el proceso, pese al ultimátum y a las reiteradas advertencias realizadas prácticamente por la inmensa totalidad de países de la comunidad internacional. Diferente es el caso de Japón que, de persistir la situación actual, se vería obligado a fabricar la bomba, al solo objeto de contrarrestar el equilibrio de fuerzas en la zona; lo mismo sucede con Egipto o Arabia Saudí respecto a la zona de Oriente Medio. El club de países con bombas nucleares que está compuesto ahora por EEUU, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Israel, Pakistán, India y China, experimentaría un incremento hasta límites terriblemente insospechados.

De no detenerse esta espiral, lo preocupante no sería que el prestigio de la ONU quedara en entredicho, sino que el mundo entero se vería sometido a la tiranía de una constante amenaza, y con la seguridad desaparecería también la libertad, puesto que ambas realidades no pueden ir disociadas. Ahora ya no cabe hacer especulaciones sobre la lejanía o cercanía de un determinado conflicto, en esta aldea global en la que todos estamos empadronados, la repercusión de cualquier acontecimiento nos afecta a todos.

*Profesor